
Defensa
El arma definitiva de China que aterroriza al Pentágono: su flota de satélites espía crece un 927%
El fulgurante avance de China en el espacio amenaza con despojar a Estados Unidos de su histórica superioridad militar, con una red de satélites espía que ya permite a Pekín vigilar y atacar a las fuerzas norteamericanas

La carrera por el dominio del espacio tiene cifras que hablan por sí solas. En menos de una década, la presencia de China en órbita ha experimentado una expansión de envergadura colosal, con un aumento del 927 % en su flota de satélites desde finales de 2015. Según los datos más recientes, correspondientes a julio de 2025, el gigante asiático ya controla más de 1.189 de estos aparatos, un despliegue que ha encendido todas las alarmas en el Pentágono.
De hecho, la preocupación en Washington no responde solo a la cantidad, sino a la calidad y el propósito de esta nueva infraestructura orbital. Más de medio millar de estos satélites están específicamente diseñados para labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, lo que otorga a Pekín una capacidad notable para detectar y seguir los movimientos de activos militares clave de Estados Unidos, como sus portaaviones, sus fuerzas expedicionarias o las alas aéreas desplegadas en el extranjero. Esta situación ha elevado la tensión a tal punto que altos mandos militares ya hablan abiertamente del riesgo real de un enfrentamiento, como demuestra la contundente predicción de un general estadounidense sobre una posible guerra en 2025.
Este despliegue forma parte de una estrategia mucho más amplia. El ejército chino está articulando lo que los mandos estadounidenses denominan una «cadena de ataque», un sistema que utiliza sus satélites para proyectar su fuerza y poder alcanzar objetivos a distancias cada vez mayores, neutralizando una ventaja histórica de las fuerzas norteamericanas. El ritmo de este avance es tan vertiginoso que se registran novedades de forma prácticamente mensual. Este esfuerzo en el dominio orbital es una de las muchas facetas que demuestran que China aspira a convertirse en la mayor potencia militar del planeta, un objetivo que persigue con una determinación férrea.
El espacio como nuevo campo de disuasión
En este sentido, los informes de la Fuerza Espacial de Estados Unidos apuntan a que China concibe sus capacidades contraespaciales como un elemento disuasorio fundamental. El objetivo último sería anular la capacidad de intervención militar de Washington en un hipotético conflicto, una visión estratégica que, tal y como han publicado en Defense News, convierte el espacio en una pieza clave del equilibrio geopolítico. Este tipo de armamento incluye desde misiles anti-satélite hasta potentes armas láser capaces de cegar o dañar sistemas en órbita, tecnologías que alteran drásticamente el escenario estratégico.
Por ello, para la Administración Trump, la pérdida de la superioridad en esta nueva frontera tendría consecuencias directas y graves. Un escenario en el que Estados Unidos no domine el espacio no solo implicaría una menor capacidad de alerta temprana ante amenazas, sino que también abocaría a sus tropas a un teatro de operaciones mucho más adverso y complejo, alterando por completo las doctrinas militares que han regido durante las últimas décadas.
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