Genocidio

La ciudad sudanesa de Geneina, "borrada" del mapa

Quienes han conseguido huir de las milicias árabes hablan de asesinatos en masa, violaciones y sobre la destrucción sistemática de la ciudad

Sudán.- Sudán declara la región de Darfur como "una zona de desastre" ante el ahondamiento de la crisis por la guerra
Sudán declara la región de Darfur como "una zona de desastre" ante el ahondamiento de la crisis por la guerraEuropa Press

Han pasado dieciocho días desde que se cortaron las comunicaciones telefónicas con Geneina, en Darfur Oeste (Sudán). Dieciocho días de ruina que continúan. Al menos 70.000 personas han cruzado desde aquí hasta la vecina Chad, todas huyendo de las temidas milicias árabes que han aprovechado el estallido de la nueva guerra civil sudanesa para cobrarse su propia venganza racial contra los pobladores negros de la zona. Las noticias sobre los acontecimientos que atenazan a esta ciudad de 300.000 habitantes llegan con cuentagotas y enmarañadas, donde los números de las víctimas es el primer dato que no consigue aclararse.

Nadie sabe cuántos fallecidos van. La imposibilidad que atraviesan los organismos humanitarios y medios de comunicación a la hora de acceder a esta ciudad sitiada ha impedido ofrecer unas cifras exactas. La Unión de Doctores de Sudán comunicó que sólo el 12 de mayo fallecieron 280 personas durante un ataque; sin embargo, el Consejo Noruego para los Refugiados determinó en 300 la cifra de muertos totales en la primera quincena de mayo, mientras los médicos locales estipularon que 191 personas murieron durante la primera semana de mayo. La cifra de fallecidos totales en las últimas semanas oscila entre las 400 y las 2.000, dependiendo de las fuentes consultadas.

En este batiburrillo de números, sólo parece quedar claro que la situación en Geneina es insostenible. Cientos de años de choques raciales parecen abocados a convertir la ciudad en un descampado. Así es como lo narran quienes han logrado huir.Los refugiados entrevistados en la frontera chadiana aseguran que las milicias árabes, conocidas bajo el sobrenombre de Janjaweed, queman los hogares en colaboración con las RSF, asesinan a quienes encuentran en su interior, atacan los hospitales y roban con impunidad a los ciudadanos inocentes. Que la situación es caótica y aterradora. Una joven sudanesa afirmó que los ataques contra pobladores negros “se iniciaron durante el mes de Ramadán” a las afueras de Geneina, pero que pocos días después se introdujeron en el centro de la urbe y desataron el infierno.

Un infierno que afecta a Geneina, pero también a un puñado de pueblos y aldeas de menor categoría y que han aparecido en llamas en las imágenes satelitales obtenidas a lo largo de las últimas semanas. Si Geneina está ya abandonada a su suerte, apenas puede imaginarse el horror que estarían viviendo estas pequeñas localidades sin nadie que les proteja.

El periodista sudanés Enaam Alnour Mohamed, que estuvo en Geneina hasta que se vio obligado a huir de la ciudad, habla de episodios de barbarie como el asesinato de 80 civiles en “mezquitas y casas de culto”, violaciones de hasta “nueve mujeres en un mismo día” y de repetidos ataques organizados por las milicias árabes, especialmente dirigidos contra hombres negros: “desde el primer día, su objetivo es apoderarse ilegalmente del dinero de la gente, y desde este momento han estado robando propiedad civil durante dos meses seguidos, desde el comienzo de los eventos de la ciudad de Geneina el 24 de abril y hasta ahora, continuamente, sin aburrirse”. Enaam Alnour llegó a especificar que Geneina ha sido “borrada” por las milicias, entre que múltiples testimonios aportados por los refugiados hablan de familias enteras mascaradas por las milicias árabes.

Una ciudad aislada

Mientras tanto, sigue sin llegar la ayuda humanitaria que necesitarían los supervivientes para atravesar la hambruna que se cierne sobre la ciudad. El acceso a Darfur Occidental, y concretamente a la ciudad de Geneina, es complicado, mientras los ojos de la comunidad internacional continúan posados en la batalla de Jartum. Cabe a recordar que la ciudad se encuentra a 1.400 kilómetros de la capital sudanesa y a 1.000 kilómetros de la capital chadiana, donde las rutas de acceso por carretera desde el lado sudanés se hallan cortadas como consecuencia de los combates y el espacio aéreo a sido restringido para facilitar las operaciones del ejército regular sudanés. LA RAZÓN ha conversado con funcionarios de Naciones Unidas que confirman esta dificultad para acceder a la zona y, realmente, a prácticamente cualquier área necesitada de Sudán.

Entre 2007 y 2020 se desarrolló en Darfur una misión de paz operada entre Naciones Unidas y la Unión Africana cuyo fin último era poner freno a la violencia. Al haber concluido hace más de dos años (pese a las protestas de muchos que consideraban, con razón, que la violencia no había concluido), sobre el terreno no se encuentra hoy ninguna autoridad internacional con los medios para acceder a las zonas necesitadas.

Los episodios de violencia entre árabes y negros se remontan en Darfur a tiempos lejanos. Ya en el siglo XIX se tienen registros del papel que sostuvieron las tribus árabes conocidas como Ja'alin en el comercio de esclavos que afectaba a las poblaciones negras del sultanato de Darfur. Las milicias árabes también han participado en matanzas recientes, ya sea cuando 144 personas murieron como consecuencia de los choques étnicos de abril de 2022, o a la hora de organizar un genocidio que entre 2003 y 2020 acabó con la vida de 80.000 a 400.000 darfuríes negros. Las cifras tampoco logran ser exactas en este último punto. Los pueblos fur, zaghawa y masalit parecen condenados a desaparecer sin que se sepa exactamente a qué ritmo ocurre.