Caza de «tigres» y «moscas»

Continúan las purgas en China

La lucha contra la corrupción se centra en los generales de las Fuerzas de Misiles del Ejército

Chinese President Xi Jinping walks by then newly elected Chinese Foreign Minister Qin Gang during the closing ceremony for China's National People's Congress (NPC) at the Great Hall of the People in Beijing on March 13, 2023. China's sharp-tongued foreign minister, Qin Gang, was something of an avatar for nationalist Communist Party leader and President Xi Jinping, warning of "conflict and confrontation" with the U.S., the stakes of which could be the "future of humanity." (AP Photo/Andy Wong)
China Foreign Minister GoneASSOCIATED PRESSAgencia AP

Tras la misteriosa destitución del que fuera confidente de Xi Jinping, Quin Gang, como ministro de Asuntos Exteriores de China, una nueva campaña anticorrupción ha provocado la caída de varios mandos de la cúpula de la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación chino, según el rotativo hongkonés South China Morning Post.

La Comisión de Inspección Disciplinaria, órgano de lucha contra la corrupción de la Comisión Militar Central (CMC), junto con su oficina de auditoría, han estado investigando al actual comandante de la fuerza, Li Yuchao, así como a Zhang Zhenzhong y Liu Guangbin. Al parecer, las diligencias se iniciaron poco después del cese de Wei Fenghe como ministro de Defensa, en marzo, según una fuente citada por el SCMP que habló bajo condición de anonimato debido al carácter controvertido del asunto.

Al anuncio de esta nueva purga le antecede la noticia de la misteriosa muerte de un oficial superior de la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación. Según las agencias de inteligencia indias, Wu Guohua, subcomandante de la Fuerza de Cohetes, murió en extrañas circunstancias el 6 pasado de junio, pero el Ejército ocultó los hechos apuntando a la causa de la muerte como hemorragia cerebral, derivando en una cierta agitación. Curiosamente, tras el fallecimiento de Wu, su superior y comandante, el teniente general Li Yuchao, desapareció de una importante ceremonia a finales de junio. Esta ausencia suscitó especulaciones sobre la posibilidad de que las autoridades chinas le estuvieran investigando.

Las conjeturas se intensificaron con la desaparición del ministro chino de Asuntos Exteriores por esas mismas fechas, y muchos trataron de establecer conexiones entre la desaparición de Qin Gang y las turbulencias en el seno de dicha rama del Ejército. El general Li, el de mayor rango que se ha visto envuelto en la última operación, es el tercer comandante de la fuerza de cohetes, creada durante una profunda reforma del ejército en 2015. El pasado octubre, fue ascendido al Comité Central del partido, compuesto por 205 miembros, y ha sido uno de los rostros públicos de la fuerza.

Cuando Xi asumió el poder en noviembre de 2012, se comprometió a combatir tanto a los «tigres» como a las «moscas», en referencia a la lucha contra los dirigentes corruptos de las más altas esferas, así como contra los burócratas de bajo nivel implicados en prácticas corruptas en todo el sistema chino, y el Ejército Popular de Liberación no es una excepción.

Parte del «sueño chino» de Xi es producir un Ejército fuerte, capaz de disuadir o, si es necesario, enfrentarse a adversarios potenciales poderosos. El líder pretende consolidar un Ejército que demuestre la máxima lealtad al partido, mucho más competente y operativamente capaz, que esté a la altura del estatus como gran potencia mundial y sea capaz de proteger sus intereses regionales y globales.

Tras consolidar su tercer mandato como líder del partido el año pasado, prometió además que construiría un «sólido sistema de disuasión estratégica», lo que muchos interpretaron como una clara referencia al aumento de su arsenal nuclear. Tras casi seis décadas de desarrollo, la capacidad nuclear del gigante asiático se ha ampliado considerablemente, con la modernización de sus sistemas lanzamisiles aéreos, terrestres y marítimos.

Además de su papel en la disuasión nuclear del país, la fuerza de cohetes es también un elemento de peso en los esfuerzos de Pekín por aumentar la presión militar sobre Taiwán. En la última década, el Ejército ha desplegado modernos misiles que le permiten apuntar a la isla, según un reciente informe de Decker Eveleth, investigador del Instituto Middlebury de Estudios Internacionales.