Guerra en Ucrania
Estados Unidos armará a Ucrania con proyectiles de uranio empobrecido este otoño
La decisión pone encima de la mesa el debate sobre el uso de este tipo de armas que algunos consideran «radioactivamente» peligrosas
Estados Unidos ha anunciado que enviará a Ucrania proyectiles de 120 mm de uranio empobrecido para utilizarlos en los tanques M1A1 Abrams que el país norteamericano mandará en otoño. Este metal denso es el resultado del enriquecimiento de uranio natural al que se despoja de la mayor parte del material radioactivo. El anuncio ha llegado de la mano del secretario del Departamento de Estado norteamericano, Antony Blinken. Durante su visita a Kyiv, el diplomático estadounidense dio a conocer el envío de un nuevo paquete de seguridad con equipos militares para Ucrania de más de 1.000 millones de dólares en el que se incluyen estos controvertidos proyectiles.
La primera vez que se utilizó este tipo de munición fue en 1991 durante la Guerra del Golfo contra los tanques T-172 de Irak y de nuevo en la invasión de este país en 2003, así como en Serbia y Kosovo. De hecho, según la agencia de noticias Associated Press, «las tropas estadounidenses se han preguntado si algunas de las dolencias que ahora enfrentan fueron causadas por la inhalación o la exposición a fragmentos después de que se disparó una munición o sus tanques fueron alcanzados, dañando el blindaje reforzado con uranio». Según la Agencia Internacional de Energía Atómica, que es el organismo de control nuclear de Naciones Unidas, este tipo de uranio modificado no puede generar una reacción nuclear y es un «60% menos radioactivo que el uranio natural» porque contiene cantidades reducidas de los isótopos U-235 (que es el causante de la fisión nuclear) y U-234. La agencia asegura que no hay indicadores en los estudios realizados hasta ahora que apunten a que la exposición de personal militar al uranio empobrecido (UE) aumenta su tasa de mortalidad, pero sí ha pedido precaución al manipularlo, asegurando que esta manipulación «debería reducirse al mínimo» y cuando se lleve a cabo «utilizar ropa protectora (guantes)».
La Oficina de Investigación, Cumplimiento y Auditoría (OIEA, por sus siglas inglés) que vigila e investiga los brotes de enfermedades no opina lo mismo. Advierte que «las altas concentraciones en el riñón» de uranio empobrecido (UE) «pueden provocar daños, y en casos extremos, insuficiencia renal». El ingreso de UE en el cuerpo de soldados y civiles no es imposible. Estos proyectiles se afilan cuando se disparan perforando así el blindaje del tanque y después del contacto se encienden, por lo que pueden desprender partículas de aerosol que acaban inhalándose e ingresando directamente en la sangre, causando este daño renal.
Estados Unidos ha defendido su decisión de proveer a Ucrania de esta mercancía a través de la subsecretaria de prensa del Pentágono, Sabrina Singh, que ante los medios de comunicación aseguraba que «estas municiones son de uso estándar no solo en los tanques que usa EE UU sino también en los que proporcionaremos a los ucranianos», y añadía que desde el gobierno estadounidense tienen «absoluta confianza en que los ucranianos los utilizarán de manera responsable mientras luchan por recuperar su territorio soberano». En una entrevista con Associated Press, el coronel del Cuerpo de Marines Garron Gran y portavoz del Pentágono, también aseguró que esta munición «ha salvado las vidas a muchos miembros del servicio de combate», y agregó que el Ejército estadounidense «ha adquirido, almacenado y utilizado proyectiles de uranio empobrecido durante varias décadas, ya que son un elemento antiguo de algunas municiones convencionales».
No es la primera vez que la Casa Blanca tiene que salir a defender sus decisiones por la controversia creada a raíz de sus envíos militares a Ucrania. A principios de este año, el presidente Joe Biden decidió enviar las polémicas bombas de racimo que surgieron en la Guerra Fría y que son proyectiles llenos de submuniciones que se liberan en el lanzamiento y explotan cuando impactan contra el objetivo. Sus daños son indiscriminados y de gran alcance porque no están dirigidas a un punto específico, por eso están prohibidas en más de 100 países. Sin embargo, EE UU está convencido de que ambos tipos de municiones pueden facilitar a Ucrania la victoria y recuperación de su territorio.
La reacción por parte del presidente ruso Vladimir Putin no se ha hecho esperar. Su condena va en la misma línea de la que ya hizo cuando Reino Unido anunció el pasado marzo que enviaría también proyectiles de uranio empobrecido a Ucrania para sus tanques Challenger 2. Putin asegura que la potencia de esta munición puede perforar el blindaje de los tanques convencionales y el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que esta decisión es «muy mala noticia», asegurando que el uso que EE UU hizo de este tipo de proyectiles en la antigua Yugoslavia provocó «un aumento galopante» de cánceres y otras enfermedades, así como sigue afectando a las generaciones actuales que viven en esa zona. «La misma situación aguardará inevitablemente a los territorios ucranianos donde serán utilizados», apuntó Peskov.
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