Adís Abeba

Etiopía arresta a cuatro sospechosos de planear un atentado en Adis Abeba

La fuerzas antiterroristas de Etiopía han arrestado a cuatro sospechosos de estar relacionados con una trama para atentar en la capital etíope el pasado domingo, durante un partido de fútbol entre Etiopía y Nigeria.

La Televisión Etíope (ETV) informó hoy de que los cuatro detenidos tienen relación con los dos somalíes que murieron el pasado domingo en el adinerado barrio capitalino de Bole por la detonación accidental de una bomba mientras preparaban el citado atentado.

La Agencia Nacional de Inteligencia -citada por la ETV- afirmó que los fallecidos eran suicidas que buscaban matar a aficionados que presenciaban el encuentro clasificatorio para el Mundial de Brasil de 2014.

"Eran ciudadanos somalíes y planeaban llevar a cabo un ataque suicida disfrazados de aficionados bien en el estadio o en zonas donde la multitud se reunió a ver el partido", aseguró el portavoz gubernamental, Shimeles Kemal.

Según Shimeles, en el lugar de la explosión se hallaron explosivos, armas, granadas de mano, y equipaciones de la selección de Etiopía.

El estallido, sucedido apenas una hora antes del partido, afectó también a una casa vecina, en la que reside personal de la Embajada de Estados Unidos en Adis Abeba, aunque nadie resultó afectado.

Nadie se ha atribuido la autoría del fallido atentado, pero la milicia fundamentalista islámica somalí Al Shabab ha jurado venganza por la invasión de la vecina Somalia por parte de las tropas etíopes, que combaten a los radicales juntos con la fuerza multinacional de la Unión Africana y milicias locales afines.

En este sentido, las autoridades etíopes aseguran haber desbaratado varios ataques similares planeados por los insurgentes somalíes.

Al Shabab, que anunció en febrero de 2012 su unión formal a la red terrorista Al Qaeda, lucha supuestamente para instaurar un estado islámico de corte wahabí en Somalia.

Aunque las tropas aliadas arrebataron a finales del pasado septiembre a los fundamentalistas su mayor bastión, la ciudad costera sureña de Kismayo, los radicales todavía controlan buena parte del centro y el sur de Somalia, donde el frágil Ejecutivo del país aún no termina de imponer su autoridad.

Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias radicales islámicas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.