Elecciones francesas

Macron se juega su mayoría parlamentaria ante una gran coalición de izquierdas

Elecciones legislativas en Francia. El auge del partido del ultra y euroescéptico Mélenchon pone en jaque el mandato del presidente

Una mayoría menguante para el macronismo, una coalición de izquierdas pujante pero muy coyuntural y una Le Pen desdibujada que se resigna en una batalla electoral que perjudica a su formación. Este será a grandes trazos el panorama que saldrá de las urnas en las elecciones legislativas que Francia se dispone a celebrar a doble vuelta hoy domingo y el que viene tras una campaña marcada por el desinterés y de perfil tedioso como pocas en la historia del país. Con los sondeos en mano, y ante un escenario tan predecible, la emoción viene dada por un número: 289 escaños, la mayoría absoluta que necesita Macron para articular su agenda política.

Las últimas encuestas proyectan para el hipercentro oficialista una horquilla de entre 270 a 300 diputados. Y en ese margen está la gran clave de estos comicios. Si la mayoría macronista estuviese por debajo de 289, tendría que arañar acuerdos con otros diputados, sin que nadie entienda en Francia que peligre la estabilidad de gobierno. Esa mayoría, parece claro, será algo más reducida que el rodillo macronista en la Asamblea Nacional del quinquenio pasado.

Esto lo explican dos causas: la erosión de Macron, la falta de efecto novedad que lo arrastra y el auge de la coalición de izquierdas, la gran novedad de estos comicios que muchos analistas traducen en una contienda entre la lista centrista del presidente y la izquierdista liderada por Jean-Luc Mélenchon, que ha conseguido unir bajo la sigla NUPES, Nueva unión popular ecologista y social, a ecologistas, comunistas, insumisos y socialistas .El gran cambio para Macron respecto a las presidenciales es su cambio de rival directo. Ya no es Le Pen, desdibujada en esta campaña y que hoy por hoy no tiene ni grupo parlamentario en la Asamblea Nacional.

El rival es Jean-Luc Mélenchon, el veterano líder de la izquierda anticapitalista y euroescéptica, quien se perfila como la mayor amenaza desde la oposición. Mélenchon quedó tercero en las presidenciales, con 7,7 millones de votos, el mejor resultado de su historia. Se quedó a tan sólo 400.000 votos de pasar a la segunda vuelta y se afianzó como el hombre hegemónico de la izquierda. “Elegidme primer ministro”, repite Mélenchon desde hace semanas. El eslogan resulta eficaz. Le permite aparecer como única alternativa aunque esa posibilidad parezca remota.

La cohabitación, con presidente y primer ministro de signos distintos, no se produce en Francia desde hace 20 años y el sistema ha ido favoreciendo progresivamente una estabilidad institucional que ahora beneficia a la mayoría del hipercentro.Macron, que gobernó sin oposición durante el primer quinquenio, podría tener que conformarse con ser la primera fuerza con una mayoría relativa. Este escenario entorpecería al proceso legislativo y le obligaría a buscar pactos con otras fuerzas.

Estos comicios legislativos son, a modo explicativo, 577 pequeñas elecciones a doble vuelta en 577 distritos. En cada uno de ellos pasan a la segunda vuelta los dos más votados en la primera y los que superen el 12,5% de inscritos. Cada distrito elige a un diputado. La ventaja de los macronistas bajo la etiqueta de Ensemble en coalición con otros pequeños partidos moderados es situarse en el centro del tablero ante opciones que una mayoría percibe como radicales. En la segunda vuelta, sus candidatos deberían congregar a los votantes que quieren frenar a los candidatos de Mélenchon o de Le Pen.

Es por ello que en Francia acaban primando las opciones moderadas en segunda vuelta para constituir la Asamblea de este quinquenio. Además, históricamente, después de unas presidenciales, lo habitual es que los franceses renueven la confianza en el jefe del Estado recién elegido otorgándole una mayoría parlamentaria para que aplique su programa. Aunque esa mayoría ahora vaya estar erosionada porque Macron ya no cuenta con el efecto novedad.

Estas legislativas consolidarán el esquema de la Francia tripolar. El hipercentro de Macron, la izquierda de Mélenchon y la ultraderecha nacionalista de Marine Le Pen. La nueva Francia tripartita se plasmará, con matices, en la Asamblea Nacional, con dos grandes bloques de centro e izquierda y uno mucho menor para Le Pen superada por los conservadores. Una proyección de Ifop da a los macronistas entre 275 y 310 diputados sobre 577; a la gran coalición de izquierdas entre 170 y 205; a la derecha histórica de Los Republicanos, que sobrevive, entre 35 y 55; y a Le Pen, entre 20 y 50.

Las legislativas tienen algo de plebiscito sobre el nuevo Gobierno formado tras las presidenciales del pasado mes de abril.

Una complicación añadida es que 15 de los 27 ministros, además de la primera ministra, Elisabeth Borne, son candidatos a las legislativas. El presidente ha dejado claro que quienes pierdan tendrán que marcharse de un nuevo Ejecutivo que ha arrancado con dos graves crisis: el fiasco en la organización de la final de la Champions League entre Real Madrid y Liverpool y un caos espinoso que afecta al ministro de Solidaridades y Discapacidades, el antiguo dirigente derechista Damien Abad. Dos mujeres lo han acusado de violación. Por el momento, sigue en el cargo pese a la presión social.

El primer objetivo de este nuevo gobierno, que podría ser remodelado tras estos comicios, será el de combatir los elevados índices de inflación lastrados por la Guerra de Ucrania. Otro obstáculo para Macron en esta cita es la impopularidad de su reforma estrella para los próximos meses: la reforma de las pensiones y el aumento de la edad de jubilación de los 62 años actuales a los 64 o 65. Las movilizaciones sociales podrían incendiar de nuevo la calle mientras Mélenchon promete bajarla a los 60, que por algo está en campaña y ya ejerce como líder de la oposición.