Nuevo líder

Liz Truss afianza su condición de «favorita» para suceder a Johnson

El discurso «thacherista» de la ministra de Exteriores seduce incluso a las bases más jóvenes

Si una semana en política es todo un mundo, el mes que aún queda por delante en las primarias del Partido Conservador suponen una eternidad. Y, sin embargo, mucho tienen que cambiar las cosas para que Liz Truss, la candidata que pasó casi de puntillas en las primeras eliminatorias y se coló en el último momento en la final gracias al apoyo del núcleo duro, no acabe mudándose a Downing Street en septiembre. Los debates televisados nunca han sido el punto fuerte para la ministra de Exteriores. Y, sin embargo, los cara a cara que está protagonizando ahora junto a su rival, Rishi Sunak, han hecho afianzar su liderazgo entre las bases “tories”, que son al fin y al cabo los que tienen ahora la última palabra.

Como la clara favorita, Truss tiene más que perder que perder que ganar en este tipo de citas. Sobre todo teniendo en cuenta las dudas persistentes sobre su capacidad para actuar bajo presión. Con todo, se mostró tranquila y concentrada frente a una actuación más agresiva de Sunak, y logró evitar cualquiera de los errores de relaciones públicas por los que ha sido conocida durante su carrera ministerial.

El debate organizado este martes por “The Sun” se ha terminado abruptamente después de que la presentadora se haya desmayado. La editora política de TalkTV, Kate McCann, debía aparecer junto al editor político del diario, Harry Cole, pero dio positivo de covid-19.

Ambos candidatos abogan ahora por marcar distancias con China, recalcan que no es el momento de celebrar un nuevo referéndum escocés y niegan que el Brexit sea el causante de todos las colas kilométricas que hay estos días en Dover. Pero con una inflación disparada que va camino de superar el 11% es la economía la cuestión que más les diferencia.

Mientras que Sunak considera que bajar ahora los impuestos es “irresponsable”, “inmoral” y “cuento de hadas”, la responsable de la diplomacia considera que mantenerlos como están o subirlos empujará a Reino Unido a la recesión, por lo que quiere reducirlos de inmediato, incluida la reversión del aumento de la seguridad social que se implementó en abril, la suspensión de los gravámenes verdes en las facturas de energía y la eliminación de un aumento propuesto en el impuesto de sociedades.

La City considera que estos planes -donde por cierto no explica en ningún momento de dónde va a sacar los 40.000 millones de libras que suponen los recortes- podrían conducir a un gran aumento en el endeudamiento y la devaluación de la moneda. Pero las bases parecen estar encantados con la niña mimada de la derecha.

En definitiva, mientras Sunak representa un conservadurismo en el que se intenta conciliar la ideología del Brexit con las exigencias de la realidad económica y diplomática, Truss apela más a la estrategia de Boris Johnson, que básicamente pasa por intentar resolver las tensiones negando su existencia. Parecía una fórmula desgastada, pero de nuevo funciona entre los votantes de la formación, donde la ministra cuenta con el apoyo incluso de los más jóvenes.

Pese a que el ex titular del Tesoro -cuya dimisión inició el motín que acabó con Boris Johnson- cuenta con mejor aprobación, según los sondeos, entre el electorado en general y los votantes laboristas, los 160.000 afiliados del Partido Conservador prefieren el discurso de la nueva thatcherista que apuesta por la intervención mínima del estado y los bajos impuestos.

Según el último sondeo publicado ayer por YouGov, las propias bases “tories” consideran que Sunak “parece más un primer ministro” (43% frente al 42%). Pero en el resto de apartados, es la responsable de Exteriores la que triunfa. En la crisis por el incremento del coste de la vida, Truss recibe un 55% del apoyo frente al 34% de Sunak, mientras que en política fiscal gana ella con un 51%, ante el 42% del que hasta el 5 de julio era el responsable económico de Reino Unido.

Incluso en la cuestión del Brexit, Truss saca ventaja (un 43% frente al 39%) aun cuando en la campaña del histórico plebiscito de 2016 hizo campaña por la permanencia en la UE antes de abrazar el discurso euroescéptico.