"Minkgate"
La venganza política de los visones daneses
La primera ministra adelanta las elecciones para evitar una moción de censura por ordenar sin base legal en 2020 el sacrificio de 17 millones de animales para frenar el coronavirus
La legislatura concluye oficialmente el 4 de junio, pero en Dinamarca era un secreto a voces que los votantes iban a ser llamados a las urnas al reiniciarse el curso político tras el verano. Sobre la primera ministra, la socialdemócrata Mette Frederiksen, pesaba una espada de Damocles que amenazaba con tumbar a su Gobierno en el “Folketing” (Parlamento). Su principal socio parlamentario, el Partido Social Liberal, amenazaba con presentar una moción de censura en su contra si no se convocaban elecciones antes del 4 de octubre. La cita con las urnas será el 1 de noviembre.
El martes, durante la solemne sesión de reapertura de la actividad parlamentaria, en la que la primera ministra adelanta los objetivos del Gobierno para el nuevo curso político y hace balance del anterior, Frederiksen no pudo ser más transparente antes los periodistas: “Me atrevo a decir que las elecciones pronto comenzarán a acercarse”. “Si una mayoría en el Parlamento quiere que se celebren elecciones, el Gobierno no puede ignorar eso”, añadía la líder socialdemócrata.
La repentina perdida de apoyo de sus socios social liberales se debe a las consecuencias políticas del conocido como “Minkgate”, el sacrificio masivo de los visones daneses en 2020, que derivó en una reprimenda contra Frederiksen en el Parlamento por haber sobrepasado sus competencias.
Legalmente, las autoridades solo podían ordenar el sacrificio de los visiones criados en las siete granjas del norte de Jutlandia donde fue detectada la variante de covid-19, así como las explotaciones próximas a estos focos. El Ejecutivo de Frederiksen tuvo que enviar a toda prisa al Parlamento una ley de emergencia para modificar la legislación y dar respaldo legal a un sacrificio que ya había comenzado y que dejó sin empleo a 5.000 personas del sector peletero más importante de Europa.
La comisión parlamentaria, formada por todos los partidos de la Cámara, investigó qué sucedió en los días en que el Gobierno socialdemócrata decidió sacrificar a los entre 15 y 17 millones, lo que generó importantes protestas internacionales. El trasfondo era que el coronavirus se había propagado de humanos a visones, y luego mutó en el visón y se propagó nuevamente a los humanos.
El entonces ministro de Alimentación y Pesca, Mogens Jensen, dimitió poco después, convirtiéndose en la primera víctima política del caso. Frederiksen tuvo que comparecer el 9 de diciembre pasado para explicar que desconocía que estaba actuando indebidamente.
“No voy a reprocharle nada a nadie. Desde el comienzo he dicho que uno no puede superar la que luego demostró ser la mayor crisis en el país desde la Segimda Guerra Mundial sin que se cometan fallos”, admitía al término de su declaración. Al final, su error ha erosionado su popularidad y la de su partido, que habían crecido gracias asu alabada gestión de la pandemia de coronavirus, que combinó rigor sanitario y protección de la economía.
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