Sucesos
Elizabeth Davies, la anciana de 93 años que dejaron “gritando de dolor” en el suelo 25 horas mientras esperaba una ambulancia
La mujer tenía la cadera rota y tardó otras 12 horas en ser admitida en un hospital de Gales
Un total de 25 horas permaneció Elizabeth Davies, una anciana de 93 años, “gritando de dolor” en el suelo de la residencia galesa donde reside, mientras esperaba la llegada de una ambulancia tras romperse la cadera, según recogen medios locales.
La mujer se cayó el pasado sábado y no fue hasta el domingo a la una y cuarto de la tarde cuando el servicio sanitario acudió a atenderla. Pero no terminó allí su espera, tuvo que aguantar 12 horas más hasta ser admitida en una sala del Hospital Ysbyty Gwynedd en la ciudad de Bangor (Gales) el lunes. Una vez ya en quirófano, la cirugía confirmaría la fractura de cadera.
Los familiares de Davies han denunciado que este incidente, que ocurrió antes de la huelga de 24 horas de los conductores de ambulancia en Reino Unido prevista para este viernes, es “inaceptable”. “Fue demoledor verla tirada en el suelo gritando de dolor durante 24 horas”, cuenta su hijo Ian.
El servicio de ambulancias galés ha pedido disculpas por lo ocurrido y ha culpado a las presiones generadas por el invierno en los hospitales, la alta demanda y las numerosas bajar por enfermedad del personal.
En su día a día, Davies se suele mover con un andador en la residencia, que se encuentra en la localidad de Llanbedrog, en la península de Llŷn. El personal del centro la encontró en el suelo de la sala de estar alrededor de las 11.45 horas del sábado después de oír el estruendo de la caída.
Tras caer desplomada, el personal de la residencia, donde Davies ha vivido durante los últimos 17 años, colocó una almohada debajo de la cabeza de la mujer para que se sintiera más cómoda sobre el suelo de madera. Asimismo, trataron de calentarla con una pequeña estufa y utilizaron también un paño absorbente para que pudiera orinar el tiempo que permaneció así.
“Llamaron a la ambulancia, pero les avisaron de que no llegaría antes de seis u ocho horas porque estaban muy ocupados (...) Dijeron que mi madre sería una prioridad por su edad y la residencia nos llamó inmediatamente”, relata el hijo de Davies, un trabajador social, que vio cómo la mujer quedaba tendida en el suelo durante más de un día.
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