Guerra en Ucrania
Reconquistar Crimea: "Rusia no es invencible ni la península inexpugnable"
“Tenemos un plan elaborado, pero que debemos cocinar a fuego lento y sin ceder a presiones exteriores”, según una fuente del ministerio de Defensa a LA RAZÓN
“La reconquista de la península de Crimea será difícil, llevará mucho tiempo, hombres y material. No podemos hacernos ilusiones al respecto, al menos, de momento. El plan está en marcha y debe ser llevado a cabo con sigilo, inteligencia y sin apresurarnos. Si cedemos a las presiones exteriores para intentar terminar esta guerra lo antes posible, nos exponemos a circunstancias que podrían ser muy contraproducentes”, según explicaron fuentes extraoficiales del ministerio de Defensa ucraniano a LA RAZÓN. “Poco a poco, hemos demostrado que Rusia no es invencible y que Crimea no es inexpugnable”, añadieron.
Durante las últimas semanas, el Ejército ucraniano ha incrementado su ofensiva contra objetivos rusos en la Península. El último ataque tuvo lugar ayer en Dzhankoi, uno de los centros logísticos clave para las tropas del Kremlin ocupando el norte de Crimea, donde “un almacén se incendió tras el ataque ucraniano”, según informó Ukrainska Pravda. Por su parte, el jefe provincial instalado por Moscú, Sergey Aksyonov, confirmó el hecho, pero aseguró se debió a “los restos de un misil derribado que impactaron en un almacén”. Asimismo, el ministerio de Defensa ruso confirmó que, hacia las 13.00 horas, su defensa aérea “derribó dos misiles tácticos operacionales Hrim-2 cerca de Dzhankoi”.
Por otro lado, anteayer, la inteligencia ucraniana informó que, el pasado agosto, una unidad de comandos cruzó “en motos acuáticas” uno de los estrechos a través del Mar Negro para atacar una estación de guerra electrónica rusa en Crimea. “Un grupo de unos 20 soldados del Batallón ‘Hermandad’ llevó a cabo la misión viajando 125 millas (náuticas) a través del mar para llegar a la Península. Nuestro primer objetivo era una estación de guerra electrónica tan poderosa que ni siquiera una brújula podía funcionar a 20 millas de la costa”, según aseguró ‘Borghese’, el comandante del batallón que coordinó la acción.
Esta incursión, desconocida hasta ahora, se suma a otras que las tropas de Kyiv han llevado a cabo para asentar la paulatina reconquista de Crimea, algunas aprovechando la crecida del río Dnieper tras la destrucción, el pasado junio, de la presa de Kakhovka, todavía en manos rusas, que provocó un ecocidio y la inundación de parte de la ciudad de Jersón. Asimismo, la presunta destrucción de la estación rusa habría servido para mermar la capacidad del Kremlin para interceptar los ataques con drones, el rastreo de los proyectiles británicos Storm Shadow y los misiles de crucero ucranianos Neptune con los que, recientemente, han golpeado a las tropas de Moscú.
Algo que, por otro lado, explica la facilidad con la que sus proyectiles y drones han conseguido mermar a la Flota rusa del Mar Negro. El 13 de septiembre alcanzaron los diques secos en la base naval de Sebastopol destruyendo el Minsk, un barco de desembarco de la clase Ropucha, y dañaron gravemente un submarino de clase KILO. Al día siguiente, sus drones kamikazes marítimos atacaron el aerodeslizador Samum, según confirmó el ministerio de Defensa ruso. Además, ese día, una combinación de drones y misiles Neptune atacaron el mejor sistema de defensa aérea del Kremlin, el S-400 Triumf, cerca de Eupatoria, destruyendo un lanzador y un radar, según la inteligencia ucraniana.
"Trampa de Cangrejos"
Más aún, el 20 de septiembre, Ucrania atacó el puesto de mando de la Flota rusa del Mar Negro cerca de la aldea de Verkhniosadove. El 21 realizaron un ataque coordinado con drones y misiles contra el aeródromo militar en Saki, y el 22, con misiles Storm Shadow, destruyeron el cuartel general de la Flota rusa del Mar Negro en Sebastopol. En esta última operación, bautizada como ‘Trampa de Cangrejos’, las Fuerzas de Operaciones Especiales de Kyiv aseguran que murieron “34 oficiales rusos de alta graduación”.
“Todo esto es parte de un plan muy elaborado y que estamos cocinando a fuego lento. Hay que ir paso a paso”, explican las fuentes del ministerio de Defensa a LA RAZÓN. ¿Es posible una invasión terrestre en un futuro cercano? “No puedo comentar ese tipo de información, más que para decir que Crimea es parte de Ucrania”, añaden, recordando que, desde el inicio del conflicto, en 2014, la recuperación de la Península es uno de los objetivos clave del Gobierno de Kiev, sin el que el conflicto no puede terminar. Si llegara ese día, el Gobierno de Zelenski ya tiene un plan previsto basado en 12 puntos para la futura reintegración.
El proyecto, que fue descrito en abril por el secretario del Consejo de Defensa y Seguridad Nacional de Ucrania, Oleksiy Danilov, contempla cambiar el nombre de Sebastopol, donde la Armada rusa ha estado asentada durante más de 200 años, por el de “Objeto 6”, según declaró a France 24. Entre otras cosas, el plan también implementaría “medidas duras” contra los colaboracionistas rusos, según su grado de ayuda a Rusia, por lo que podrían ser encarcelados, perder el derecho a participar en las elecciones y a ser elegidos. Además, también se destruiría el puente del estrecho de Kerch, el cual conecta con la Rusia continental, y se expulsaría a todos los ciudadanos rusos establecidos en Crimea después de 2014, para luego anular todas las transacciones inmobiliarias realizadas durante el dominio de Moscú.
Sin embargo, y dada la actividad frenética y los lentos avances en los frentes Este y Sur, la posibilidad de recuperar Crimea todavía parece muy lejana, no solo porque esta sea “una línea roja” para el presidente ruso, Vladimir Putin, tal y como describió en abril el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, sino también porque Ucrania todavía no dispone del armamento necesario para hacerlo, como los misiles estadounidenses de largo alcance ATACM. Además, primero tiene que liberar las provincias de Jersón y Zaporiya, donde la batalla está lejos de terminar. Y, si Rusia perdiese Crimea, la sobra de la prosible utilización de armamento nuclear por parte de Putin volvería a cernirse sobre Europa.
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