Elecciones

Finlandia elige a Stubb para afrontar la amenaza rusa

El ex primer ministro conservador se impone en la segunda vuelta de las presidenciales al ecologista Pekka Haavisto

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebrada este domingo en Finlandia confirmó lo anticipado por los sondeos: la continuidad conservadora en la jefatura del Estado del país nórdico. El ex primer ministro y candidato del Partido de la Coalición Nacional, Alexander Stubb, de 55 años, se impuso al exministro de Asuntos Exteriores ecologista Pekka Haavisto, aunque con un margen más estrecho que lo que anunciaban las encuestas al inicio de la campaña electoral. Los resultados oficiales con cerca del 100% de los votos escrutados difundidos por la televisión pública finlandesa Yle conceden un 51,6% de los votos a Stubb, frente al 48,4% de Haavisto. El nuevo presidente sucederá al también conservador Sauli Niinistö tras doce años en el cargo.

Stubb, un político bien conocido tanto fuera como dentro de Finlandia, es el primer presidente elegido tras el histórico ingreso del país nórdico en la OTAN en abril pasado tras décadas de no alineamiento militar. De ahí que su principal reto como responsable de la política exterior y de defensa finlandesas será afrontar la creciente hostilidad de su problemático vecino, Rusia, con el que comparte más de 1.340 kilómetros cuadrados de frontera.

Durante el último año, Finlandia empezó a sufrir misteriosas averías en sus infraestructuras críticas, ciberataques a sus instituciones y una inusual avalancha de refugiados en su frontera con Rusia, incidentes que Helsinki califica como agresiones híbridas por parte del Kremlin. Como resultado, mantiene cerrados todos sus pasos fronterizos con Rusia desde el pasado 30 de noviembre.

Preguntado por Yle cómo será la política del nuevo presidente de Finlandia hacia Moscú, Johanna Vuorelma, investigadora de la Universidad de Helsinki, considera que «Stubb representa una línea un poco más drástica, mientras que Haavisto tiene un poco más de matices. Él buscaría algo así, tal vez no una línea tan empinada».

Durante la campaña, Stubb se distinguió de Haavisto, que como ministro de Exteriores bajo el Gobierno de la socialdemócrata Sanna Marin pilotó las negociaciones de adhesión de Finlandia a la OTAN, en materia nuclear. El candidato conservador se mostró dispuesto a que armamento atómico de la Alianza Atlántica pudiera ser transportado por territorio finlandés. Posición que tuvo que condicionar a la decisión del Parlamento a modificar la actual legislación, que prohíbe transportar o almacenar en el país armas atómicas. Stubb también apoya la idea de que Finlandia acoja tropas de la Alianza en territorio nacional, lo que rechaza Haavisto.

Con todo, las diferencias en política exterior entre ambos candidatos eran tan escasas que el ultraderechista Jussi Halla-aho, que quedó en tercera posición en la primera vuelta con un 19% de apoyos, no dio ninguna consigna de voto a sus más de 600.000 electores de cara a la segunda porque, en su opinión, poco cambiaría si ganara Stubb o Haavisto.

Primer ministro entre 2014 y 2015, Stubb, de 55 años, regresó a la política para ser candidato de los conservadores en estas presidenciales después de haberse dedicado los últimos cuatro años al mundo académico. Hasta ahora, enseñaba y dirigía el Instituto Universitario Europeo en Florencia, tras perder en 2018 frente al alemán Manfred Weber la candidatura del Partido Popular Europeo (PPE) para presidir la Comisión Europea. Previamente, ejerció como vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

Elegido miembro del Parlamento Europeo en 2004, se implicó en la política finlandesa a partir de 2008 y ocupó varios cargos ministeriales: Finanzas, Exteriores y Asuntos Europeos y Comercio Exterior. Según él mismo reconoció años después, uno de sus mayores errores como primer ministro fue dar luz verde a la construcción de una central nuclear en Finlandia en colaboración con la empresa pública rusa Rosatom.

El primer ministro, Petteri Orpo, que derrotó a Stubb en 2016 en la carrera por el liderazgo de los conservadores, ha destacado la buen sintonía entre ambos: «Tenemos una relación absolutamente excelente con Alex. Para mí era importante que él fuera nuestro candidato. Es especialmente fuerte cuando se trata de cuestiones de política exterior y de seguridad».