Sudán

El foco en Rusia oculta la posible implicación de Emiratos Árabes Unidos en la guerra de Sudán

Más de 300 civiles asesinados y una situación humanitaria crítica en Jartum obligan a ambos bandos a aceptar un alto el fuego de 72 horas cuyo cumplimiento no está asegurado

In this image made from video provided Friday, April 21, 2023, by the Sudan Armed Forces, Gen. Abdel-Fattah Burhan, commander of the Sudanese Armed Forces, speaks at an undisclosed location. Sudan's top general said Friday the military is committed to a transition to civilian rule, in his first speech since brutal fighting between his forces and the country's powerful paramilitary began nearly a week ago. (Sudan Armed Forces via AP)
SudanASSOCIATED PRESSAgencia AP

Hoy se cumple una semana desde que comenzó la guerra entre el general Hamedti, líder de las RSF, y el general Al Burhan, jefe del ejército regular sudanés y máximo representante del Consejo Soberano de Sudán. Los muertos rozan el millar entre civiles y militares, mientras los sucesivos llamamientos de la comunidad internacional para que ambos bandos depongan las armas han resultado en fracaso. La escasa implicación de la población civil en los combates hace que muchos piensen que el conflicto no será largo, mientras que la enorme extensión del país, añadida a los posibles intereses de terceras potencias, ha hecho que otros teman que Sudán se convierta en un escenario similar a Libia, una nación sin paz desde el asesinato de Gadafi.

Los choques entre las RSF y el ejército regular han sido especialmente intensos en la capital, Jartum, pero también en las localidades de El Fasher, Ed Daein y Meroe; el país se encuentra dividido entre los territorios ocupados al sudoeste por las RSF y las zonas del sur y sureste controladas por el ejército regular, que también tiene acceso al codiciado caudal del Nilo y sus muchos afluentes con sus consecuentes fuentes de abastecimiento. La distribución de agua y alimentos entre la población civil está mostrándose como una complicación recurrente, después de que ambos lados incumpliesen los dos altos el fuego negociados y necesarios para crear un corredor humanitario, el primero durante el pasado domingo y el segundo durante el martes. Tal es así, que el ministro sudanés de Desarrollo Social reconoció este jueves que “muchos bienes se han terminado en las tiendas debido a la escasez de provisiones”.

Un alto el fuego deseado

Con motivo de la festividad musulmana del Eid al-Fitr que marca el fin del mes de Ramadán, este viernes se ha negociado un nuevo alto el fuego de 72 horas. Todavía está por ver si se cumplirá de forma íntegra. La población de Jartum ha querido aprovechar este respiro para iniciar un éxodo masivo fuera de la ciudad, después de que huir de la capital se probara especialmente difícil en los últimos días, tanto por los controles militares que la rodean como por los constantes bombardeos que machacaban cada esquina. Otros han decidido quedarse. Por extraño que parezca, siempre los hay que deciden quedarse en una ciudad en llamas.

Uno de los aspectos más sorprendentes del conflicto en desarrollo se encuentra en el disfraz que han adoptado ambos líderes. Aunque los dos han ordenado masacres, organizado golpes de Estado y han colaborado en la instauración de un gobierno militar hasta hace una semana y un día, por alguna extraña razón se presentan ahora como líderes rayanos a lo beatífico, libertadores de su pueblo cuando el contrincante es una especie de gran Satán con cuerpo humano. Destaca el lenguaje utilizado por las RSF en su cuenta de Twitter: aquí acusan a Al Burhan de colaborar con los yihadistas, de organizar el golpe de Estado del pasado sábado y de secuestrar la soberanía popular, todo ello condimentado con un aparente respeto por los derechos humanos. Tal es así, que las RSF anunciaron que abrirían una línea telefónica para que los ciudadanos puedan denunciar las distintas atrocidades que pueda cometer el ejército regular contra la población civil.

¿Implicación rusa o emiratí?

Inmersos en un contexto global polarizado, el público europeo ha exigido rápidamente involucrar a Rusia en el conflicto. Los medios de comunicación occidentales han llegado a acusar al Grupo Wagner de respaldar a las RSF para arrebatar el poder a Al Burhan pese a que Kholood Khair, fundadora del think tank sudanés Confluence Advisory, ha insistido en repetidas ocasiones que el conflicto en Sudán se debe a una pugna de poderes internos y que no se explica necesariamente con la injerencia rusa. El propio embajador ruso en Jartum mostró esta semana su apoyo al ejército regular, calificando a las RSF de “rebeldes”. Además, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, ratificó este mes de febrero con Al Burhan la construcción de una base naval en el Mar Rojo con capacidad para cuatro buques nucleares. No existe hoy ninguna evidencia que respalde la mano rusa en el levantamiento de las RSF y, sin embargo, la necesidad de culpar al Kremlin por los males del mundo ha llevado a una narrativa que no se aplica necesariamente a la verdad.

Lo más cercano a demostrar la culpabilidad de Moscú vino de la mano de un artículo publicado este viernes por la CNN donde justifican la ayuda armamentística de Wagner a Hemedti en las declaraciones prestadas por "fuentes diplomáticas". El reportaje de la CNN apoya su versión en un vuelo realizado por un Ilyushin-76 ruso que realizó una serie de aterrizajes en territorio libio en los días anteriores al golpe de Estado en Sudán, pese a que son de sobra conocidas las operaciones que realiza Wagner en Libia desde hace años y nada parece indicar que el aterrizaje de una aeronave rusa en el territorio sea nada fuera de lo común. Con la intención de aportar veracidad a la historia, la CNN confirma que dicho avión aterrizó en una base controlada por el general libio Jalifa Hafter (otra vez, nada fuera de lo común desde hace años), cuya implicación en el conflicto sudanés todavía no ha sido probada más allá de lo que confirman estas "fuentes regionales" de las que se sirve el medio estadounidense sin llegar a citar nombres.

Otras naciones involucradas con los acontecimientos en Sudán, como pueden ser Emiratos Árabes Unidos o Egipto, escapan así del foco internacional pese a que las pruebas disponibles muestran que sería Emiratos Árabes el mayor interesado en la caída de Al Burhan: el ejército regular registró el uso de municiones emiratíes por parte de las RSF tras tomar una de sus bases (es de dominio público que estas municiones fueron entregadas desde 2019 a Hemedti y sus paramilitares) y Egipto, que en un inicio se mostró a favor de Al Burhan, reculó hacia una postura neutral tras una reunión de urgencia de la Liga Árabe.

El líder de las RSF se reunió además en el pasado mes de febrero con el príncipe heredero Mohamed bin Zayed, momento que el emiratí aprovechó para comunicar su “preocupación” sobre la situación política en Sudán. Resulta interesante conocer que Hamedti también se reunió con altos cargos emiratíes en las semanas previas al golpe de Estado de 2021 en colaboración con Al Burhan, golpe donde EAU se reconoció como una de las naciones más beneficiadas. Pero Hemedti ya se había ganado el apoyo definitivo de los árabes al ser quien organizó la fuerza sudanesa que reforzó en 2017 la coalición liderada por Arabia Saudí contra el Comité Revolucionario de Yemen. Una fuerza sudanesa formada en su mayoría por paramilitares de las RSF y que todavía combate en Yemen, codo con codo con los soldados saudíes y emiratíes. Quienes justifican la mano rusa en que Hemedti es el encargado de gestionar los envíos de oro a Moscú omiten convenientemente que el general sudanés también es el encargado de los envíos de oro a Abu Dabi y Dubái, siendo como es el máximo responsable de la economía sudanesa al tratarse del vicepresidente del Consejo Soberano de Sudán.

Hablando de fuentes diplomáticas, Hemedti llegó a ser catalogado por un diplomático occidental en 2021 como “el agente y el apoderado de los Emiratos” en Sudán frente a la creciente influencia rusa a la hora de apropiarse del oro sudanés por el que pugnan Abu Dabi y Moscú desde hace años. Se conoce que Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí cabildearon asimismo a la hora de colocar a Hemedti al cargo de la política económica sudanesa; la proximidad entre Hamedti y Emiratos Árabes incluso hace tiempo que despierta los recelos del gobierno egipcio, el otro gran jugador en el mundo árabe y que en contrapartida buscó alinearse del lado de Al Burhan, el cual ha llegado a ser calificado como "títere" de Egipto, Rusia e Israel por diversos medios de comunicación en los años pasados. ¿Y por qué iba Rusia a desear la caída de un gobernante con quien firmó hace dos meses la construcción de una base naval y que ha sido catalogado anteriormente como su títere? Es una jugada extraña sobre el papel, aunque, quién sabe.

Parece significativo sin embargo el informe publicado por Global Witness el 9 de diciembre de 2019. En el informe, titulado Exposing the RSF's secret financial network, se analizan unos documentos filtrados a la ONG donde aparece detallada la relación económica entre Hemedti y EAU. Según confirmarían dichos documentos, EAU ha sido un pagador asiduo de los servicios de las RSF en Yemen en general y de las cuentas bancarias de las que dispone Hemedti en Sudán y Emiratos Árabes en particular. Ente otras operaciones, muestran que las RSF compraron más de 1.000 vehículos a proveedores emiratíes sólo durante ese año. Y en ningún momento del informe se menciona una relación directa entre el general sudanés y Moscú.

A sabiendas de que Rusia es el mayor proveedor de armas de Egipto y que un creciente número de oligarcas rusos contrarios a Putin han buscado refugio en Abu Dabi, resulta forzado imaginar que los intereses de los emiratíes se alinean de pronto con los de Rusia (siendo este su mayor contrincante en la extracción de oro sudanés) mientras que los intereses de Egipto, que planeó enviar en secreto municiones a Rusia a raíz de la guerra de Ucrania, buscan ahora socavar los intereses de Moscú posicionándose en su contra. En el contexto global que nos domina, cualquier cosa es posible pero una cosa parece clara: Emiratos Árabes Unidos suelen inclinarse a apoyar la trayectoria profesional de Hemedti.