Europa

Guerra de nervios en "la otra Ucrania": Moldavia decide por un puñado de votos si mira a la UE o a Rusia

Los partidarios del ingreso del país en la UE remontan en la recta final del escrutinio del referéndum en medio de denuncias por la interferencia rusa. Putin se juega mucho en la consulta

Los partidarios del ingreso de Moldavia en la Unión Europea han logrado dar la vuelta al trascendental referéndum celebrado este domingo en la antigua república soviética, del que depende el futuro político de este país, hasta el punto de que con el 98,29% de las papeletas escrutadas el "sí" y el "no" se encuentran en un empate técnico.

La "remontada" se produce después de que los partidarios de un acercamiento a Rusia y por tanto el distanciamiento de Europa dieran por asegurada la victoria (y gran parte de la comunidad internacional se resignara a ello), y tras las denuncias de la presidenta moldava, Maia Sandu, que había alertado a última hora de la noche un fraude masivo en una velada acusación hacia Moscú.

"Tenemos pruebas e información de que un grupo criminal se proponía comprar 300.000 votos. Esto es un fraude sin precedentes cuyo objetivo es comprometer la democracia. Su objetivo es sembrar el miedo y el pánico en la sociedad", dijo Maia Sandu, la presidenta moldava, en una brevísima comparecencia ante los medios, informa la agencia Efe desde Chisinau, la capital del país.

Aunque las encuestas previas daban por segura la victoria del Sí, según la Comisión Electoral Central (CEC), un 53,96 % de los moldavos votó contra la integración europea y sólo un 46,04 % votó a favor, tras el escrutinio de casi el 90 % de los sufragios. Con el avance posterior del recuento este porcentaje se ha igualado hasta llegar al mencionado empate técnico.

La jornada electoral escenificó la clara división en la antigua república soviética entre los que apoyan el ingreso en la UE -rumanoparlantes, juventud y diáspora- y aquellos que se oponen a la ruptura con Rusia, que incluye a los rusoparlantes, los nostálgicos y los más adultos.

El referendo coincidió con las elecciones presidenciales, en las que Sandu ganó, pero no con mayoría absoluta, por lo que deberá enfrentarse el mes próximo al candidato del Kremlin, Alexandr Stoinanoglo.

Una operación muy importante para Moscú

El destino de esta ex república soviética es fundamental para el gobierno de Vladimir Putin, cuyos satélites se han empleado a fondo para impedir que Moscú pierda el control de este país, como ya le ocurriera con Ucrania. Y, visto desde el otro lado, el pulso es muy similar al ocurrido hace más de una década con Kyiv: para la Unión Europea es crucial atraer a Moldavia a su seno y de esta manera establecer un nuevo cortafuegos con Rusia.

De hecho, Moldavia suele estar incluido en el mismo "pack" de ingreso en la UE que Ucrania, algo que es recibido por Putin como una afrenta. En ambos casos, el ingreso de estos países en el club de Bruselas supondría para Moscú más kilómetros de frontera común con la UE y una ficha más de la antigua URSS que cae del lado de su enemigo geopolítico. La victoria del "no" en el referéndum, por el contrario, permitiría a Moscú disponer de un colchón de seguridad alejando la frontera con la Unión Europea.

Moldavia comparte frontera con Ucrania, por lo que la guerra ha tenido un gran impacto en la economía nacional ante la llegada de más de un millón de refugiados, de los que más de 120.000 siguen en el país, según informó ACNUR.

A la caída del nivel de vida contribuyó también, desde que Sandu llegara al poder en 2020, la pandemia y la guerra energética con Rusia, que disparó la inflación.

De poco sirvió que el Gobierno moldavo, que inició negociaciones de adhesión en diciembre de 2023, recibiera en vísperas de la votación un gran espaldarazo de Bruselas con un paquete de asistencia de 1.800 millones de euros para los próximos tres años.

Según la CEC, el electorado prorruso, incluido el de la autonomía de Gagauzia -más del 95 % en contra-, se hizo oír mucho más que los votantes de la capital, Chisináu, y los emigrantes -más del 70 % a favor-, más proclives a la entrada en el bloque europeo, informa Efe.

Boicot de los candidatos prorrusos

Aunque tanto Stoianoglo, exfiscal general, como el tercer candidato en discordia, Renato Usatii, proclamaron que no se oponían a la integración europea, finalmente boicotearon el referéndum, al igual que los comunistas moldavos.

Stoianoglo argumentó que no votó en la consulta popular “en señal de protesta” por la incapacidad de las autoridades de explicar las implicaciones jurídicas de la inclusión en el Preámbulo de la Constitución la aspiración de los moldavos a ingresar en la UE.

Sin mencionarlo, ambos apelaron al voto del miedo en alusión a que la entrada en la UE, que ha ayudado a Moldavia a reforzar sus Fuerzas Armadas ante la amenaza rusa, sea un primer paso para una futura adhesión a la OTAN.

El expresidente Igor Dodon, estrecho aliado del Kremlin cuyo partido apoyó a Stoianoglo, fue más allá y tachó abiertamente el referéndum de “ilegal” y “anticonstitucional”.