Egipto

La oposición pide a los egipcios que voten «no» en el referéndum constitucional del domingo

La Razón
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A 72 horas de que abran las urnas para someter a votación la nueva constitución egipcia, el caos reina en el país, pero el Gobierno del presidente Mohamed Mursi no está dispuesto a ofrecer más tiempo para los preparativos de este paso fundamental en la transición a la democracia.

La oposición anunció finalmente ayer su postura respecto al referéndum, después de varios días de dudas entre el boicot y el "no". El Frente de Salvación Nacional –que agrupa a las principales fuerzas políticas opositoras- dijo que pedirá el "no", pero su participación en la votación está condicionada a que ésta se celebre con supervisión de los jueces y de observadores independientes, y en un solo día.

Ayer, la presidencia anunciaba la posibilidad de que el referéndum tenga lugar en dos rondas, el 15 y el 22 de diciembre, en las que se dividirán las provincias del país. Esto es bastante común en Egipto, debido a su gran tamaño y más de 80 millones de habitantes, pero en esta ocasión es debido sobre todo al boicot de los jueces, que rechazan supervisar el voto en protesta por el desprecio del presidente Mursi hacia la judicatura. Un gran porcentaje de los jueces decidió no supervisar el referéndum, poniendo así en aprieto al Gobierno y deslegitimando el proceso, que ya está puesto en duda por el rechazo de la mayor parte de las fuerzas políticas y sociales egipcias.

La nueva constitución ya es considerada ilegítima porque fue redactada y aprobada por los islamistas, sin el consenso de los partidos laicos y otras minorías, y de forma atropellada, al igual que el referéndum, el cual está siendo organizado rápidamente y en solitario por el Gobierno de los Hermanos Musulmanes, sin ni siquiera el apoyo de algunas instituciones públicas.

Ayer empezaron a votar unos 600.000 egipcios residentes en el extranjero, aunque muchos diplomáticos también boicotearon el referéndum y los votantes apenas disponen de información sobre el mismo. En casa ocurre lo mismo: a tres días de la cita con las urnas, los egipcios no saben a qué colegio electoral deben acudir ni cómo será la papeleta en la que tendrán que elegir "sí"o "no".

El Ejército será el encargado de mantener la seguridad tanto en las calles como en las urnas, tal y como hizo en todas las elecciones celebradas desde de la revolución del 25 de enero de 2011. Aun así, expertos y observadores aseguran que no se dan las condiciones mínimas para que la votación sea libre y limpia en las actuales circunstancias de inestabilidad y profunda división, en las que no se ha podido llevar a cabo una campaña informativa adecuada, por ejemplo, iniciativas para explicar la nueva carta magna a ese 40% de la población que es analfabeta.