Naciones Unidas

Lula escenifica en la Asamblea General de la ONU la vuelta de Brasil a la escena internacional

El presidente brasileño se posiciona como líder del Sur Global con un discurso que evita condenar la guerra de Rusia en Ucrania

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en Naciones Unidas. NACIONES UNIDAS 19/09/2023
Lula denuncia ante la ONU la falta de "voluntad política" para revertir la desigualdadNACIONES UNIDASEuropa Press

«Nuestro país está de vuelta para aportar su contribución a la hora de encarar los grandes desafíos del mundo». Ese ha sido el leitmotiv del primer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas del veterano presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, desde que recuperara el poder tras la convulsa segunda vuelta de las elecciones de octubre en las que midió fuerzas con el inhabilitado Jair Bolsonaro, cuyos simpatizantes asaltaron en enero las sedes de los tres poderes del Estado, dejando unas imágenes que recordaron a lo sucedido dos años antes en Washington. «Brasil se está reencontrando consigo mismo, con la región, con el mundo y con el multilateralismo», destacó en la que fue su primera aparición en el foro mundial de Nueva York desde 2009.

Recordó Lula su primera intervención en la Asamblea General de la ONU hace 20 años y dijo mantener las mismas palabras que pronunció entonces en materias como el cambio climático, el hambre y la desigualdad. Aunque subrayó en esta ocasión la importancia de defender la democracia y combatir la desinformación, dos retos a los que ha tenido que hacer frente de puertas hacia adentro en sus primeros meses de mandato. Lula, además, ha recorrido un total de 21 países en tiempo récord para colocar de nuevo a Brasil en el centro del tablero, una posición que Bolsonaro había dejado atrás.

Así, el líder brasileño consiguió posicionarse como el líder más reconocible del denominado «Sur Global». Defendió en esta línea la reciente ampliación de los BRICS, el grupo de economías emergentes que acogerá en su seno a partir del próximo año a Irán, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Argentina, Egipto y Etiopía. Los planes de Lula pasan, según mencionó en su alocución, por convertir al bloque en una fuerza que trabaje por un comercio mundial más justo que plante cara «al proteccionismo de los países ricos».

Criticó Lula el crecimiento de estos países «en base a un modelo con altos índices de emisiones de gases nocivos para el clima». «La emergencia climática hace urgente corregir el rumbo y aplicar lo ya acordado. No en vano hablamos de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Son las poblaciones vulnerables del Sur Global las más afectadas por las pérdidas y daños causados por el cambio climático. El 10% más rico de la población mundial es responsable de casi la mitad de todo el carbono liberado a la atmósfera. Los países en desarrollo no queremos repetir este modelo», sentenció.

Hizo hincapié en corregir los desajustes económicos del «neoliberalismo», que aprovechan «los aventureros de extrema derecha». Para Lula, el neoliberalismo «ha agravado la desigualdad económica y política que asola hoy a las democracias. Su legado es una masa de personas privadas de derechos y excluidas. El hambre afectaba hoy a 735 millones de seres humanos, que se van a dormir sin saber qué comerán mañana. El mundo es cada día más desigual».

Su discurso puso el foco en los conflictos y en las guerras en curso que amenazan la estabilidad global, pero evitó condenar de forma explícita la guerra de Rusia en Ucrania: «Hay que trabajar para crear un espacio para las negociaciones». El presidente de Brasil dice estar dispuesto a participar de las conversaciones de paz porque, en sus palabras, «ninguna solución será duradera sin espacio para el diálogo».

Alertó Lula sobre las sucesivas crisis del Sahel, la guerra de Yemen, así como los cambios de régimen descontrolados, citando el caso reciente de Gabón. Denunció también el embargo estadounidense a Cuba, además del descrédito del Consejo de Seguridad de la ONU y las intenciones de algunos actores de «dividir el mundo en bloques». Lula, en la línea de otros líderes mundiales, sostiene que la pérdida de credibilidad del Consejo responde a «las acciones de sus miembros permanentes, que libran guerras no autorizadas con el objetivo de la expansión territorial o el cambio de régimen». «Su parálisis es la prueba más elocuente de la urgente necesidad de reformarla».