Terremoto

Marruecos: el mayor riesgo ahora son las epidemias por la descomposición de los cadáveres

Los bomberos desplazados a Marruecos descartan casi al 100 % hallar a alguien con vida. Unas 300.000 personas están sin hogar y duermen en la calle, dice Unicef

A medida que pasan las horas, las esperanzas de encontrar con vida a personas sepultadas bajo los escombros se desvanece, sobre todo porque el epicentro del terremoto se sitúa en una zona montañosa del Alto Atlas, donde los deslizamientos de tierra han dificultado aún más el acceso a los pueblos afectados. Las autoridades de Marruecos anunciaron anoche que el balance de muertos es de 2.800 personas, pero se espera que siga aumentando la cifra de fallecidos. Los efectivos desplazados por Bomberos Unidos sin Fronteras hasta las zonas dañadas descartan casi al 100 % poder encontrar a alguien con vida bajo los escombros cuatro días después del siniestro.

En declaraciones a Efe, el presidente esta organización de Huelva, Antonio Nogales, desplazado a la zona, ha señalado que se espera que este martes prosigan con las tareas iniciadas ayer de apoyo al ejército en distintos puntos para descartar la existencia de supervivientes antes de meter maquinaria pesada. "A partir de ahora empiezan ya otro tipo de riesgos con el tema de las epidemias por la descomposición, además, quieren enterrar a sus seres queridos, por eso quieren meter maquinaria pesada para agilizarlo todo", ha apuntado Nogales.

Este martes se han puesto manos a la obra y han continuado con las labores de auxilio aunque "ya las posibilidades de que haya personas vivas casi se descartan ya. No podemos decirlo así porque imagino que todavía se puede dar alguna situación de algún rescate, pero las posibilidades ya han disminuido mucho", ha precisado. Además, ha añadido, se continúa haciendo análisis de necesidades de los hospitales, albergues y otros lugares asistenciales para enviar ayuda humanitaria.

Más allá de la ayuda internacional que España lidera y de las fuerzas oficiales marroquíes destacadas sobre el terreno, la gente corriente de los pueblos afectados está tratando de salvar vidas con sus propios medios, sin más ayuda que sus manos y herramientas caseras. En la localidad de Tnirt, un pequeño pueblo en el Atlas situado a unos 80 kilómetros de Marrakech, los vecinos remueven la tierra con sus hachas y palas para sacar a Fátima (de unos 70 años), el penúltimo cadáver que queda entre los escombros de una aldea devastada por el terremoto que azotó el pasado viernes varias localidades del sur de Marruecos, según informa la periodista Fátima Zohra Bouaziz, de la agencia Efe.

En su crónica cuenta que en medio del olor de animales en descomposición, los aldeanos corren una carrera a contrarreloj y sin descanso para sacar a la víctima que quedó atrapada tras la destrucción de su casa por el terremoto. Mohamed, un vecino de Tnirt, que está a solo 10 kilómetros del epicentro, cuenta a Efe que llevan desde el viernes buscando debajo de los escombros para encontrar a la mujer. Consiguieron el lunes localizar el cuerpo e intensificaron desde entonces los trabajos para sacarla.

"Estamos muy cerca, ya se puede ver su mano, estaba en la cama cuando ocurrió el terremoto y cayó al piso de abajo, donde tenía algunos animales. Estamos a punto de sacarla", cuenta Mohamed, que subraya que los habitantes necesitan ahora que las autoridades les arreglen la carretera y realojarlos.

Cola de coches con ayuda

Los trabajos de rescate continúan por la noche y solo se paralizan por un tiempo al sentir una réplica que, pese a ser leve, asustó a los habitantes que tenían aún en mente el sismo que se llevó más de la mitad de sus casas y mató a 54 personas de una población de 600 habitantes. Mientras, continúan llegando colas de autos y camiones de asociaciones y particulares cargados de todo tipo de ayuda: mantas, ropa, leche, harina, refrescos, latas de conserva, agua, pan, queso y pañales para niños, que van ordenando los voluntarios en la entrada de la aldea.

Por su parte, la presidenta de Unicef, Adeline Hazan, habló ante los micrófonos de Franceinfo de un "caos total" y "una carrera contra el tiempo e incluso la muerte" para salvar vidas. "Unas 300.000 personas están sin hogar y duermen en la calle, bajo mantas, entre ellas 100.000 niños", afirmó, al tiempo que pidió solidaridad. En un comunicado de prensa publicado, Unicef recordó que "miles de hogares han sido destruidos, desplazando a familias y exponiéndolas a los elementos en una época del año en la que las temperaturas caen en picado por la noche".