Cuba

Obama reabre la batalla del cierre de Guantánamo

El presidente apela al Congreso para poner fin «a un capítulo de nuestra historia», mientras los republicanos advierten de que vetarán la propuesta.

El presidente Barack Obama durante su comparecencia en la Casa Blanca
El presidente Barack Obama durante su comparecencia en la Casa Blancalarazon

El presidente apela al Congreso para poner fin «a un capítulo de nuestra historia», mientras los republicanos advierten de que vetarán la propuesta.

Ha sido el último intento de abordar una de sus promesas electorales que le llevaron a la Casa Blanca en 2008: el cierre de Guantámano. Una sombra demasiado pesada para Barack Obama cuya solución supondría una victoria absoluta para su mandato. Sin embargo, y tras su intervención de ayer, todo apunta a que no se producirá ningún cambio en los once meses que le quedan en el Despacho Oval, teniendo en cuenta que juega con un Congreen manos republicanas. El presidente de EE UU abordó ayer la cuestión desde el punto de vista económico a través de un informe que presentó flanqueado por su vicepresidente, Joe Biden, y el secretario de Defensa, Ashton Carter. «Ha quedado claro que las instalaciones de la bahía de Guantánamo no ayudan a nuestra seguridad nacional. Al contrario, la minan. No es simplemente mi opinión. Es la de expertos, es la de muchos profesionales del Ejército. Es contraproducente en nuestra lucha contra los terroristas porque lo utilizan como propaganda en sus esfuerzos para reclutar a más terroristas», afirmó. Según Obama, la propuesta del Pentágono servirá para hacerles «ahorrar dinero» a los contribuyentes. De manera más concreta, hasta 77 millones de euros anuales, 304 millones de euros en diez años y 1.545 millones a lo largo de dos décadas. Además, según el presidente, Guantánamo «merma» los recursos militares con un gasto de cerca de 410 millones de euros el año pasado, además de más de 180 millones adicionales para menos de cien detenidos que ahora se encuentran encarcelados en la prisión cubana.

Además de las cuestiones económicas, Obama también abordó la situación de los 91 de Guantánamo, centro que llegó a albergar a 800 poco después de su apertura, ordenada por el ex presidente George W. Bush tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Su plan se basa en reubicar a entre 30 y 60 reos en 13 localizaciones diferentes del territorio nacional. Entre los destinos posibles, se incluyen prisiones ya existentes en Estados como Colorado o Carolina del Sur, así como la construcción de nuevas instalaciones en algunas bases militares del país. El presupuesto estimado para esta parte del plan sería de 260 a 430 millones de euros, en función de cuántos presos sean reubicados. Sobre 56 de ellos hay aún dudas, ya que diez afrontan cargos o han sido condenados en procesos ante comisiones militares y los demás son considerados demasiado peligrosos para salir en libertad o ser transferidos a un tercer país. Entre ellos, están los cinco conspiradores del 11-S, ubicados en el Campo 7, el centro de detención secreto de Guantánamo, cuya identidad sólo es conocida por los comandantes de la base y algunos altos mandos en Washington. Por otra parte, un total de 35 han recibido la aprobación para ser enviados a terceros países «en los próximos meses».

«No quiero pasar este problema al siguiente presidente, sea quien sea», indicó Obama durante su intervención, pero la reacción republicana no se hizo esperar: un «no» rotundo al plan de Obama. El presidente de la Cámara de Representantes de EE UU, el republicano Paul Ryan, aseguró que el Congreso se opondrá al proyecto y aseveró que no se pondrá «en peligro la seguridad del país por una promesa de campaña». «El Congreso no ha dejado lugar a la confusión. Va contra la Ley y seguirá estando contra la Ley transferir detenidos terroristas a suelo estadounidense», indicó Ryan. También fue asunto de la campaña en las primarias. La reacción de los contendientes fue inmediata. Rubio aseguró que, si él llega a la Casa Blanca, cuando se detenga a un terrorista será enviado a Guantánamo para que confiese toda la información que sabe.

No sería la primera vez que los republicanos bloquean los intentos de Obama por clausurar esta prisión. En 2010, echaron abajo un decreto en este sentido que había preparado el presidente. Éste se refirió a Guantánamo antes de llegar al poder como la prisión de la vergüenza. Ahora se enfrenta a que este bochorno le acompañe hasta el final de su mandato, porque la promesa de echarle el cierre quede en agua de borrajas.

Efe