Argentina

Primera Navidad de Milei al frente de Argentina

El presidente argentino, que confiesa su admiración por el judaísmo, no ha puesto ni el árbol ni el belén en la Casa Rosada

Argentina's newly sworn-in President Javier Milei, left, and his sister Karina arrive to the Colon Theater for a gala event in Buenos Aires, Argentina, Sunday, Dec. 10, 2023. (AP Photo/Matilde Campodonico)
Argentina Milei InagurationASSOCIATED PRESSAgencia AP

El viernes 22 el presidente Javier Milei participó por unos minutos del tradicional brindis navideño con los periodistas acreditados en la Casa Rosada. No hubo champán ni vino, sólo agua para acompañar los sándwiches de pastrami y de jamón y queso. No hubo tampoco mesa dulce. El mensaje que se quería dar desde casa también era: «No hay plata».

El mandatario no aceptó preguntas, sólo expresó: «Vamos a tratar de que el 2024 sea un año en el cual podamos empezar a reconstruir la Argentina». No quiso hablar más. «Felicidades, me voy a seguir trabajando», les dijo. Pero no faltó quien le insistiera para que deje un mensaje a los argentinos. «Lo vamos a lograr, vamos a salir adelante. Estamos poniendo toda la fuerza y estamos haciendo todo lo necesario para que salgamos lo más rápido posible», dijo Milei, mientras en la calle seguían las manifestaciones en contra del Decreto Nacional de Urgencia (DNU), que lanzó el presidente días antes como parte de «la terapia de shock» para remontar la crisis en la Argentina.

La Casa Rosada luce por estos días sin árbol navideño ni pesebre, tampoco hay luces navideñas de colores que en otros años brillaban por estas fechas. ¿Será que tampoco hay plata para ello? Y, como para entonar con ese clima de austeridad, esa misma tarde se supo que el Gobierno de Milei dio de baja al proveedor de medialunas y tostados de la Casa Rosada, que se consumían ahí antes de su llegada y que habría costado al año cerca de 14 millones de pesos (12.700 euros). «Una vez más este Gobierno corta con un privilegio y un curro de los políticos», escribió en sus redes sociales el community manager de Milei, lo que generó cierta sorna entre algunos periodistas.

Hasta ahora es todo un misterio dónde Milei pasará las fiestas navideñas. Hace unos años aseguraba en entrevistas que no recibía a nadie en su casa, que nadie más podía entrar ahí, sólo sus perros mastines y su hermana Kari. Ni amigos ni amigas. Ahora que se encuentra feliz y enamorado de la artista e imitadora Fátima Flórez, quizás las cosas hayan cambiado.

Es probable que Milei no pueda celebrar navidad en la Quinta de Olivos, la residencia presidencial, porque todavía se están haciendo las reformas para que se puedan mudar allá sus cuatro perros mastines ingleses, Milton, Murray, Robert y Lucas, que son clones de Conan, que murió en el 2017, pero sigue ocupando una parte importante en su vida: «En los peores momentos Conan y Kari fueron todo lo que tuve, son los únicos que siempre estuvieron», ha repetido Milei en algunas entrevistas. Y asegura que, vivo o muerto, Conan le envía mensajes reveladores. Por ejemplo, dice, fue el primero que le dijo que debía ser presidente. Y si Perón llevó a vivir a la Casa de Olivos un tigre, por qué Milei no podría llevar a sus cuatro perros. Lo que sí ha pedido el presidente es sacar los colchones y muebles que utilizó su antecesor Alberto Fernández y reemplazarlos por unos nuevos. Mientras sigan las reformas ahí, todo apunta entonces a que Milei tenga que recibir la noche buena en el Hotel Libertador, convertido en su búnker y vivienda desde hace varios meses.

Más que austeridad, quizás la ausencia de simbología navideña en la Casa Rosada en la era Milei, más tenga que ver con las simpatías y el fervor que el mandatario argentino ha expresado por el judaísmo. No por nada su principal asesor es su rabino de cabecera Shimon Axel Wahnish, quien será el próximo embajador en Israel, por voluntad del presidente.

Otro hecho destacable es que dos semanas antes de asumir como presidente, Milei visitó en Nueva York la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, venerado como «milagroso», y usó para la ocasión una kipá, sombrero que llevan los judíos y no judíos en ciertas ceremonias. Ya desde el 2021, durante su campaña legislativa, Milei decía: «Estoy pensando en convertirme al judaísmo y aspiro a llegar a ser el primer presidente judío de la historia argentina».

Ese componente religioso, mesiánico y hasta delirante que Milei imprime a cada una de sus intervenciones, más allá de sus frases clásicas como «jamás la noche pudo vencer al día, no maldigamos la oscuridad», tiene algunos ejemplos cumbres. En una entrevista y al borde del llanto, llegó a comparar su historia con la de Moisés, y por supuesto también incluyó a su hermana Karina. «Kari es Moisés y yo sería Aaron. Porque Moisés era un gran líder y si vos querés hasta conectaba con el Uno (Dios), pero no era buen orador. Entonces el Uno le manda a Aaron para que se encargue de la divulgación. Así funcionamos nosotros. Por eso yo le digo el jefe a mi hermana».

En cambio, su relación con el catolicismo no ha sido muy afortunada, más bien conflictiva. Insultó al Papa Francisco, al calificarlo como un «jesuita que promueve el comunismo», «un personaje impresentable y nefasto» e incluso lo llamó «el representante del maligno en la tierra». Aunque luego debió retirar sus ofensas y pedir disculpas. Y ha prometido que de llegar el Papa de visita a la Argentina lo recibirá con todos los honores de un jefe de Estado.