Atentado en Moscú

Putin clama venganza contra los responsables del peor atentado en Rusia en dos décadas

El presidente ruso sugiere la participación de Ucrania en la masacre pese a que las pruebas apuntan a Estado Islámico

Vladimir Putin ha clamado venganza contra los responsables del mayor atentado perpetrado en Moscú en las últimas dos décadas. Un ataque terrorista de una magnitud sin precedentes desde 2004 que se ha cobrado la vida de al menos 133 personas. «Todos los autores, organizadores y los que encargaron este crimen recibirán un merecido e irremediable castigo, sean quienes sean e independientemente de que los hayan enviado», afirmó el presidente ruso en su primer mensaje a la nación desde el incidente.

En la noche del viernes, apenas unas horas después del atentado, Estado Islámico (EI) reivindicó su autoría a través del órgano de propaganda yihadista Amaq, y este sábado, el grupo emitió un comunicado más amplio en el que describía los hechos como «un duro golpe» contra los «miles de cristianos» que se encontraban en el interior del Crocus City Hall a las afueras de Moscú.

Los yihadistas no revelaron la «wilayah», es decir, la rama del grupo que ejecutó el atentado, pero compartieron una imagen con los rostros pixelados de los cuatro presuntos asaltantes que irrumpieron en la sala de conciertos y abrieron fuego contra la multitud antes de incendiar el edificio. El color, el corte y el estampado de la ropa de dos de ellos coinciden con los de los detenidos por los servicios de seguridad rusos, según el medio independiente The Insider.

Putin confirmó que habían sido arrestados 11 individuos presuntamente implicados en el atentado, entre los que figuran los cuatro presuntos asaltantes. Todos ellos con pasaporte tayiko, según la portavoz del Ministerio del Interior, Irina Volk.

La detención se produjo a la altura de la localidad de Jatsun, en la región de Briansk, a unos 340 kilómetros al suroeste de Moscú, y fue el resultado de una operación conjunta entre el FSB y combatientes del regimiento checheno Ajmat, de acuerdo con el líder de Chechenia, Ramzan Kadirov. El vehículo que conducían era un Renault Logan de color blanco, presumiblemente el mismo en el que llegaron al Crocus City Hall a última hora de la tarde del viernes.

En su alocución televisada, Putin no especuló sobre la autoría intelectual del atentado ni atribuyó la responsabilidad de forma explícita a las autoridades ucranianas, aunque aseguró que los supuestos autores materiales del atentado «intentaron darse a la fuga y se dirigían a Ucrania, donde, según datos preliminares, les habían preparado una ventana del lado ucraniano para cruzar la frontera».

La Presidencia de Ucrania rechazó de plano las insinuaciones. «Pese a que el mundo advirtió de ese tipo de ataques terroristas en el territorio de la Federación Rusa, el régimen de Putin no hizo nada por evitarlo o está implicado en la organización», declaró ayer el portavoz de la Inteligencia militar ucraniana, Andriy Yusov, en una entrevista en televisión.

Yusov aludía a los avisos amplificados a principios de marzo por la Embajada de Estados Unidos en Moscú, que advertían del riesgo de un «ataque inminente» por parte de «extremistas» en suelo ruso. Putin rechazó las alertas tan solo tres días antes del atentado al considerarlas un «chantaje descarado» que buscaba «intimidar y desestabilizar» a la sociedad rusa.

Tras la masacre en el suburbio moscovita de Krasnogorsk, el Kremlin ha tratado de echar balones fuera. La portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajarova, denunció a Washington por no compartir información concreta al respecto, unas declaraciones que fueron rápidamente desmentidas por la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EE UU, Adrienne Watson.

La principal línea de investigación es la autoría islámica. Los servicios de seguridad rusos exploran las conexiones entre los detenidos por el ataque y Estado Islámico. Sin embargo, el FSB no descarta la participación de Kyiv al considerar que los sospechosos mantenían «contactos relevantes» con el lado ucraniano, en palabras de Putin.

Funcionarios de alto perfil, como Aleksei Tsydenov, gobernador de la región de Buriatia, atribuyeron la autoría a terroristas «coordinados por los servicios especiales ucranianos» en las primeras horas posteriores al atentado. Otras figuras relevantes, como la redactora jefa de RT, Margarita Simonyan, abonó el terreno para acusar a Ucrania y Estados Unidos de estar detrás del ataque.

Putin, que llegó al poder en 1999 con la mano dura contra el terrorismo como tarjeta de presentación, lamentó que entre las víctimas figuren niños, adolescentes y mujeres. Según los investigadores, la causa de la muerte de los asistentes al concierto en el que se produjo la tragedia son tanto heridas de bala como la asfixia por humo.

Las autoridades rusas extendieron la cancelación de todos los actos masivos hasta principios de la próxima semana. Miles de moscovitas acudieron ayer a los centros médicos para donar sangre a las víctimas de Crocus City Hall. Los habitantes de la capital formaron colas de varios kilómetros y esperaron varias horas antes de poder acceder a algunos de los centros, tal y como recogen los medios rusos.