Guerra en Gaza
Los rehenes y el control de Gaza: los obstáculos para alcanzar un alto el fuego
Estados Unidos cree que a pesar de las posturas maximalistas hay espacio para llegar a un entendimiento
Hamás e Israel están públicamente en desacuerdo en elementos clave de una posible tregua. Y, sin embargo, Estados Unidos, y también algunos analistas israelíes, creen entender que, tras las posturas maximalistas de ambos, tal vez expresadas para sus audiencias domésticas, hay aún un espacio para llegar a un entendimiento.
Hamás propuso esta semana un plan de alto el fuego que incluiría una tregua de cuatro meses y medio durante la cual los rehenes que secuestraron serían liberados en tres etapas y así concluiría la guerra, en respuesta al esquema propuesto la semana pasada por mediadores cataríes y egipcios respaldados por Estados Unidos e Israel en París.
La propuesta de Hamás habría supuesto también la retirada de las tropas israelíes de Gaza, dejando el Gobierno de los islamistas intacto en la Franja, así como la liberación de 1.500 prisioneros palestinos de cárceles israelíes, un tercio de los cuales cumplen cadena perpetua.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, describió la propuesta como «delirante» argumentando que rendirse a la oferta del grupo terrorista sería invitar al desastre y reiteró que solo la presión militar aseguraría la liberación de los israelíes cautivos. Sin embargo, no descartó nuevas negociaciones indirectas. Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la respuesta de Hamás había sido «un poco exagerada».
El liderazgo israelí continua con el mismo leitmotiv desde el principio de la guerra: solo la presión militar derribará a Hamás y liberará a los rehenes. Pero la opinión pública israelí ya no cierra filas alrededor de esta idea como hacía cuatro meses.
El Gobierno israelí está bajo fuerte presión de las familias de los rehenes y otras personas que exigen a gritos, con cartas oficiales, actos, constantes manifestaciones, que encuentre una manera de garantizar la libertad de esas 136 personas, de las cuales se cree que dos tercios pueden estar muertos. También la Administración Biden insiste, con voz cada vez más alta, en una pausa en los combates.
Mientras, Estados Unidos y los mediadores Egipto y Qatar siguen trabajando para la consecución de un acuerdo. Una delegación de Hamás llegó a El Cairo el jueves. Egipto presionó a Israel para que también enviara representantes, pero, según el informativo del Canal 12 israelí, el Gobierno de Netanyahu declinó la invitación.
Las familias de los rehenes cuestionan al Gobierno
Este viernes, el Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, después de conocer la negativa israelí de mandar oficiales a El Cairo, envió una carta al gabinete de guerra en la que decía que las informaciones sobre los «ataques coordinados del Gobierno al borrador del acuerdo podrían torpedearlo y condenar a muerte a los rehenes».
Con motivo de estas informaciones y otras muchas similares «surgen preguntas difíciles sobre el compromiso del gabinete con la liberación de los rehenes», continuaba la misiva. «Peor aún, una campaña de incitación violenta presenta a los rehenes y a sus familiares como un enemigo que debe ser eliminado de la agenda nacional o silenciado».
La carta terminaba con una solicitud de una reunión inmediata entre el Foro y los miembros del gabinete de guerra para determinar «si todavía está comprometido con la liberación de los secuestrados o si los poderes deben transferirse a una parte que se considere comprometida con la liberación de los secuestrados para salvarles la vida».
Y mientras una parte de los israelíes grita en las manifestaciones «¡todos por todos!» (refiriéndose a intercambiar todos los rehenes por todos los prisioneros) y «¡acuerdo ya!», otros se manifestaron en Jerusalén, incluidos familiares de soldados muertos en Gaza, solicitando al Gobierno que deje al Ejército «terminar la tarea». Es decir, que no de su brazo a torcer y no firme ninguna tregua.
Entretanto, como señala el analista del diario HaaretzJack Khouri, Hamás sabe cómo interpretar el mapa de la sociedad israelí: los dirigentes islamistas tanto en Gaza como en el extranjero entienden muy bien que solo la cuestión de los rehenes puede sacar a las calles a decenas de miles de israelíes. Kohuri indica que ahora en Israel casi nadie está pensando en una solución diplomática de posguerra, «en un Estado palestino, en la autodeterminación de los palestinos y mucho menos en el desastre humanitario en Gaza (…) cualquier pensamiento de este tipo se considera engañoso e incluso una admisión de derrota».
En realidad, según Khouri, «es únicamente a lucha por la liberación de los rehenes lo que obliga a Netanyahu a abordar cuestiones difíciles en el frente interno y expone su total falta de visión». Y es este punto el que pone de relieve una y otra vez la disonancia entre los objetivos de la guerra establecidos por el primer ministro: liberar a los rehenes del grupo al que busca aplastar.
Rafah tiembla
La ciudad del sur de Gaza que se ha llenado de refugiados desde que comenzaron los combates el 7 de octubre, se encuentra a lo largo de la frontera de Gaza con Egipto. Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto dijo el jueves que El Cairo estaba preocupado por la perspectiva de una avalancha masiva de habitantes de Gaza para escapar a través de la frontera cuando el Ejército israelí expanda sus operaciones.
Las imágenes de las últimas semanas que circulan en las redes sociales muestran a Egipto aparentemente fortaleciendo sus defensas en la frontera, con alambre de púas y muros adicionales.
Más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de Gaza se encuentran refugiados en la zona de Rafah, en medio de una creciente crisis humanitaria. Las Naciones Unidas dijeron que la ciudad se está convirtiendo en una «olla a presión de desesperación». Y en consonancia con la discordancia, Netanyahu ha ordenado al Ejército y a Defensa que presenten al gabinete planes para evacuar a los civiles en Rafah y para derrotar a los batallones de Hamás que aún operan en la ciudad.
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