11-N
Reino Unido y Francia unen fuerzas para reforzar la defensa europea
El viaje a París de Starmer busca "resetear" las relaciones con la UE tras el Brexit
Desde que Winston Churchill y Charles de Gaulle caminaran juntos por la Avenida de los Campos Elíseos durante el desfile del Día del Armisticio en 1944, ningún otro mandatario británico había viajado a París para estar en los actos que conmemoran el fin de la I Guerra Mundial. Pero en pleno apogeo de tensiones geopolíticas, frente a las amenazas de Rusia y el desafío que supone el triunfo de Donald Trump para la OTAN, Europa debe transmitir más que nunca una imagen de unidad. De ahí la foto intencionada que dejaron el lunes Keir Starmer y Emmanuel Macron en el imponente Arco del Triunfo.
Son muchos los retos que plantea el regreso del republicano a la Casa Blanca. Determinar el alcance en el va a cambiar ahora la política exterior estadounidense es tarea imposible. La imprevisibilidad es su sello de identidad. Pero el hecho de que haya prometido poner fin a la guerra de Ucrania desde el “primer día” de su mandato, plantea temores de que obligará a Kiev a ceder parte del territorio controlado ya por Vladimir Putin, con todo lo que eso conlleva ante una eventual invasión de China a Taiwan.
Por lo que Reino Unido y Francia - las dos fuerzas nucleares europeas- están presionando a Joe Biden para que, antes de que abandone la Casa Blanca, entregue más ayuda a Volodímir Zelenski y, ante todo, de luz verde para que pueda utilizar los misiles de alto alcance occidentales dentro de territorio ruso, algo que el presidente ucraniano lleva meses pidiendo a los aliados.
Londres y París sí están dispuestos a que sus misiles —el Storm Shadow y el Scalp, respectivamente— se utilicen contra objetivos militares en territorio ruso; pero dependen de la tecnología estadounidense. Y, hasta la fecha, Biden ha ejercido un veto.
Es una decisión no exenta de riesgos. Una cosa es permitir que Kiev dispare armas de fabricación occidental en defensa propia dentro de Ucrania (lo que sucede actualmente) y otra, muy distinta, permitir que bombardee dentro de Rusia. Un error de cálculo —por ejemplo, una operación con muchas víctimas civiles— podría tener graves consecuencias y escalar el conflicto.
Las esperanzas previas de que Biden aprobara un mayor uso de los misiles se vieron frustradas en septiembre por temores de ataques de represalia a bases militares occidentales. Según la prensa británica, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, apoyó la medida, pero Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, se opuso a ella, por temor a que intensificara el enfrentamiento con Moscú y complicara aún más a Estados Unidos.
Pero Londres y París no tiran la toalla. Si consiguieran que Kiev tuviera luz verde antes de que Trump asumiera el cargo, sería más difícil revocar luego la aprobación.
Starmer se ha comprometido a trabajar estrechamente con Trump a pesar de que ministros de su gabinete, incluido David Lammy, responsable de Exteriores, criticaron en el pasado con dureza al presidente electo. Sin embargo, el plan de Downing Street ante Ucrania podría ser visto por Trump como un intento de socavar la política exterior de Estados Unidos, lo que podría antagonizarlo y amenazar la histórica “relación especial” entre Washington y Londres incluso antes de que asuma el cargo en enero.
Por otra parte, el viaje de Starmer ayer a París podría interpretarse como el primer de una nueva unidad europea pos Brexit, el famoso “reinicio” que tanto prometió durante su campaña. El nuevo gobierno británico laborista quiere actualizar el Acuerdo de Lancaster House, un pacto de defensa firmado entre Londres y París en 2010, en reconocimiento de las crecientes amenazas de actores hostiles. Starmer quiere estrechar los lazos más allá de Defensa. Con todo, tiene miedo a dar cualquier paso que pueda ser utilizado por la oposición como arma para acusarle de no respetar la voluntad del pueblo cuanto votó por salir del bloque.
Además de con Macron, el primer ministro británico tuvo ayer una breve reunión con su homólogo francés, Michel Barnier, quien fue precisamente el negociador de la UE en las tortuosas negociaciones de divorcio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar