Represalias
Rusia busca venganza por el Nord Stream y amenaza con destruir los cables submarinos occidentales
El expresidente Dimitri Medvedev advierte que, dada la "complicidad" de Occidente en el ataque a los gasoductos, Moscú no tiene ninguna "restricción moral" para "destruir los cables de comunicación"
Moscú busca vengarse de los actos de sabotaje contra los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2. Es por ello que el Kremlin ha indicado que podría devolver el golpe cortando los cables submarinos de Occidente en el Atlántico que garantizan las telecomunicaciones entre Estados Unidos y Europa.
Fue el expresidente Dimitri Medvedev, actual 'número dos' de Consejo de Seguridad de Rusia, quien advirtió que, dada la "complicidad" de los países occidentales en el ataque a los gasoductos, Moscú no tiene ninguna "restricción moral" para "destruir los cables de comunicación" de aquellos países que considere "enemigos", una amenaza directa sobre una infraestructura clave.
Medvedev, que pone en el punto de mira las conexiones interoceánicas de Estados Unidos y Europa, responde de esta manera a las informaciones periodísticas que apuntan a la implicación ucraniana en el sabotaje de los Nord Stream y a los supuestos avisos previos a servicios de Inteligencia aliados, pese a que Kyiv siempre ha negado cualquier responsabilidad.
En lo que sí coinciden todos los gobiernos y expertos en que la destrucción de las dos tuberías, que tuvo lugar en septiembre de 2022, se debió a la colocación de explosivos. Las autoridades rusas han reclamado una investigación transparente y han denunciado la falta de acceso tanto al sitio como a las pruebas recabadas por países europeos.
El ex mandatario ruso ha sido durante este último año una de las voces más beligerantes de Moscú -ha abogado incluso por la destrucción de Ucrania- y ha insistido este miércoles, en su cuenta de Telegram, en criticar las "decisiones hostiles" que suponen el envío de "cada vez más armas de largo alcance al régimen de Kyiv".
En este sentido, Medvedev ha asegurado que este suministro obliga a acercar casi hasta la frontera polaca la línea imaginaria que demarcaría lo que Moscú considera una "zona de seguridad". "Esta línea debería recorrer las fronteras de Leópolis para desempeñar un verdadero papel defensivo", ha argumentado.
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