Coreas
Rusia respalda a Kim en la conmemoración del armisticio de la guerra de Corea
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, viaja a Pyongyang para el fastuoso desfile militar por el 70º aniversario
Todo está listo para las celebraciones del 70 aniversario del armisticio de la Guerra de Corea. En esta ocasión, Pyongyang se dispone a conmemorar una de las efemérides más señaladas de su historia junto a dos socios de peso: China y Rusia. Estas delegaciones, las primeras en reanudar intercambios con el hermético país desde el inicio de la pandemia, asistirán al ostentoso desfile militar junto al líder supremo, Kim Jong Un.
Corea del Norte celebra el 27 de julio como una victoria sobre las fuerzas aliadas lideradas por Estados Unidos en la Guerra de Corea de 1950-1953, una ocasión idónea para rememorar los días de la Guerra Fría en los que las tropas norcoreanas lucharon con el apoyo de China y Rusia. En la actualidad, el país sigue técnicamente en guerra con la alianza liderada por Estados Unidos, después de que los combates concluyeran con un armisticio y no con un tratado de paz convencional.
Así, los medios estatales norcoreanos difundieron el miércoles imágenes del ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, aterrizando la víspera para ser recibido por su homólogo norcoreano, Kang Sun Nam. Reunidos formalmente alrededor de una mesa, el funcionario ruso manifestó su deseo de "reforzar la cooperación en materia de defensa" entre su país y su anfitrión. Por su parte, los norcoreanos expresaron su "pleno apoyo" al ejército y pueblo rusos "que luchan por defender los derechos soberanos, el desarrollo y los intereses de su país", indicó la agencia central de noticias norcoreana KCNA, en referencia a la guerra de Ucrania.
Por otro lado, al frente del grupo chino invitado, figura el miembro del Buró Político del Partido Comunista, Li Hongzhong, La inusitada reunión entre Kim y sus visitantes supondrá el primer contacto con altos funcionarios extranjeros desde que el líder se reunió con el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Zona Desmilitarizada que divide las dos Coreas, el 30 de junio de 2019.
Pyongyang aboga por estrechar la cooperación con sus aliados autoritarios, enfrentados a su vez con Washington por la influencia regional y la guerra de Ucrania, con el fin de contrarrestar los esfuerzos estadounidenses por estrechar la cooperación trilateral en materia de seguridad con Seúl y Tokio.
La llegada de las misiones tanto rusa como china está rodeada de polémica, en un momento en el que tanto Moscú como Pyongyang están llevando a cabo actuaciones fuertemente denunciadas por la comunidad internacional. Entre estas acciones, el bombardeo de ciudades portuarias y lugares estratégicos relacionados con el comercio de cereales en Ucrania, o los múltiples lanzamientos de misiles norcoreanos cerca de Corea del Sur y Japón. Además, tanto Moscú como Pekín se han puesto del lado de Pyongyang en varias reuniones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, convocadas para condenar las pruebas de misiles balísticos, prohibidas por varias resoluciones del mismo Consejo.
En la capital norcoreana está previsto que los actos conmemorativos culminen el jueves con un espectacular desfile nocturno a gran escala, en una elaborada exhibición de su variopinto equipamiento militar desarrollado a lo largo de los años. De hecho, en una marcha celebrada en febrero se presentaron prototipos del misil balístico intercontinental Hwasong-18, ya probado en dos ocasiones, y se exhibieron 16 misiles balísticos intercontinentales que se desplegaron en lanzadores transportadores.
Sin embargo, en Corea del Sur estos días se respira una atmósfera más melancólica. En la ciudad surcoreana de Busan, delegaciones estadounidenses y de más de 20 países que apoyaron a este país en el marco de la ONU, participaron el miércoles en una ceremonia. Por su parte, el presidente Yoon Suk Yeol ha invitado a decenas de veteranos de guerra extranjeros para rendir homenaje a los soldados caídos en el conflicto de 1950-53, que causó millones de muertos y desencadenó décadas de rencor entre las Coreas y Estados Unidos. Es probable que Yoon, un conservador condenado por Pyongyang como "traidor", se sirva de estos eventos para destacar la creciente amenaza de su vecino y redoblar sus objetivos de fortalecimiento de su defensa y de su alianza con Washington.
Desde hace años, las tensiones entre ambos países se encuentran enconadas, a medida que se intensifican las pruebas de misiles norcoreanas y las maniobras militares conjuntas de Washington y Seúl. El duelo de estas hostilidades se ha visto salpicado por amenazas verbales, incluidos los rumores norcoreanos de ataques nucleares preventivos y las promesas estadounidenses de "acabar" con el régimen de Kim en caso de producirse un ataque de este tipo.
Algunos observadores predicen incluso que en la península podrían repetirse los días de "Fuego y furia" de 2017, cuando tras las pruebas de misiles balísticos intercontinentales norcoreanas el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pensó seriamente en una guerra preventiva y amenazó públicamente con atacar el país. Podría bastar un ensayo nuclear norcoreano y la suspensión del pacto militar de 2018, para que todo vuelva al punto de partida.
Entretanto, Washington confía que Rusia y China animen a Kim a abandonar su "comportamiento amenazador e ilegal", subrayando el papel que pueden desempeñar para que Pyongyang vuelva a la mesa de negociaciones. "Nuestro punto de vista ha sido bastante coherente, que es que estamos abiertos a reunirnos sin condiciones previas y seguimos teniendo un compromiso para la completa desnuclearización de la península coreana", dijo el portavoz del Departamento de Estado, Vedant Patel. En cuanto al soldado del Ejército estadounidense Travis King, que cruzó a Corea del Norte la semana pasada a través de la Zona de Seguridad Conjunta en la DMZ, Vedant aseguró no tener nuevas actualizaciones. Pyongyang tampoco ha hecho aún ningún comentario público sobre el militar, que se cree que está bajo su custodia.
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