Escándalo
El terrorista de Bruselas había pedido asilo en cuatro países europeo diferentes y había sido encarcelado en Suecia
Tras los atentados de la última semana, la UE busca agilizar las devoluciones de los inmigrantes ilegales
La Unión Europea intenta aprender de sus errores tras el ataque terrorista que tuvo lugar este pasado lunes en la capital comunitaria que se cobró la vida de dos ciudadanos suecos y dejó herido a un tercero. En medio de constantes alertas por la comisión de posibles ataques y el miedo a que el conflicto entre Hamás e Israel polarice a las sociedades europeas, los ministros de Interior europeos se han reunido este jueves en Luxemburgo para abordar una mejor coordinación de los servicios secretos europeos y mayor colaboración con los países de retorno de los inmigrantes ilegales.
Tras el asesinato del lunes en Bruselas, las autoridades belgas han visto cómo vuelven los mismos fantasmas que en el año 2016 cuando salieron a la luz numerosos errores de coordinación, tras el atentado que se cobró la vida de 32 personas en la estación de metro de Maelbeek de la capital comunitaria y el aeropuerto de Zaventem y que fue perpetrado por la misma célula que el ataque de París de la sala Bataclán meses antes.
En esta ocasión, el agresor de origen tunecino que horas después fue tiroteado por la Policía belga y acabó muriendo, había solicitado una demanda de asilo al país y ésta le fue denegada. Aunque debía haberse procedido a su expulsión ya que desde ese momento era considerado un inmigrante ilegal, ésta no fue ejecutada ya que no tenía domicilio fijo y no había acudido a un centro para demandantes de asilo, por lo que salió del radar de las Fuerzas de Seguridad belgas. A pesar de que se habían recibido ciertas informaciones sobre su posible radicalización, lo cierto es que las autoridades belgas tan sólo pudieron demostrar que había sido detenido en su país de origen por delitos comunes y nunca fue incluído en el fichero de terroristas.
Pero esto no es todo. Ahora se sabe que el atacante entró en territorio europeo en 2011 a través de Italia y que había solicitado asilo en cuatro países europeos. En todos ellos fue rechazado. El agresor incluso había estado encarcelado en Suecia, algo que las autoridades belgas desconocían. “No es hora de entrar en el juego de culpas, pero debemos depertar”, ha asegurado la comisaria de Interior, Yvla Johansson.
La ministra belga de Interior, Annelies Verliden, ha pedido a los Veintisiete una “voz más fuerte” para conseguir una mejor colaboración de los países de origen de los demandantes de asilo que deber ser retornados, que en muchos casos ponen palos en las ruedas a las repatriaciones.
“Si descubirmos que algunos países del norte de África no readmiten a sus nacionales, tenemos un problema”, ha explicado tras un desayuno que ha congregado a Francia, Bélgica, Suecia y Alemania, los países que han sufrido más ataques estos días o más alertas.
La propia Comisión Europea asegura que la normativa sobre retornos está obsoleta ya que data de 2008 y no da suficientes instrumentos a los países. Ahora mismo está siendo tramitada una nueva regulación que está sufriendo algunos retrasos ya que la Eurocámara no ha fijado todavía su postura. El Ejecutivo comunitario ha aprovechado la ocasión para apremiar al Parlamento Europeo. La nueva legislación pretende poner en marcha retornos más rápidos para aquellos migrantescon antecedentes penales y que pueden ser un peligro para la seguridad, de forma que no sea necesario respetar un periodo de notificación antes del retorno.
“Éste es el único elemento que falta en el rompecabezas general de nuestra lucha contra el terrorismo y creo que éste es el momento de hacerlo”, ha aseguarado el vicepresidente del Ejecutivo comunitario Margaritis Schinas.
“Necesitamos ser más eficientes. Tenemos que cerrar las lagunas y ser más rápidos con las decisones y la realización de las devoluciones”, ha señalado la comisaria de Interior, Yvla Johansson, a la vez que subrayaba que en el últimos año años se ha producido un aumento del 20% en el número de retornados. Esto también ha sido posible a que Bruselas ha empezado a aplicar un nuevo código por el que los países que no cooperan en las repatriacions forzosas de los inmigrantes ilegales se ven castigados con la disminución de visados. Este instrumento ha sido útil en el caso de Irak, Bangladés, Pakistán y Senegal.
Vuelve a reabrirse también el debate sobre la mejor colaboración de los servicios de seguridad europeos y la necesidad de afilar las herramientas de investigación ya que cada vez son más frecuentes los terroistas que se radicalizan a través de internet y actúan sin pertenecer a organizaciones, los denominados “lobos solitarios”.
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