
La Franja
Trump estudia un plan para Gaza que prevé una tutela de EEUU por 10 años y la reubicación masiva de palestinos
En el borrador del documento se asegura que cada gazatí que quiera salir de la Franja recibiría hasta 5.000 dólares. El objetivo es crear un centro turístico y tecnológico en la zona

La administración de Donald Trump evalúa una propuesta para la posguerra en Gaza que colocaría al enclave bajo control estadounidense durante al menos una década. Según revelóThe Washington Post, la iniciativa busca transformar la devastada Franja en un centro turístico y tecnológico de alto nivel, financiado por inversionistas privados y públicos.
El plan, conocido como Gaza Reconstitution, Economic Acceleration and Transformation Trust (GREAT Trust), fue diseñado para hacer realidad la visión de Trump de convertir a Gaza en la “Riviera del Medio Oriente”. Se trata de un documento de 38 páginas que plantea una administración fiduciaria dirigida por Estados Unidos hasta que un sistema político palestino “reformado y desradicalizado” pueda asumir el control.
Durante los 10 años de tutela, Gaza sería objeto de megaproyectos de construcción, incluyendo fábricas de vehículos eléctricos, centros de datos, complejos turísticos de playa y ciudades inteligentes. Los cálculos financieros estiman una inversión de unos 100.000 millones de dólares, con un retorno cuádruple a lo largo de la década.
El plan contempla incentivos económicos para que hasta una cuarta parte de los más de dos millones de habitantes de Gaza acepten reubicarse fuera de la Franja. Cada persona que decida salir recibiría 5.000 dólares en efectivo, cuatro años de subsidios de alquiler y un año de alimentos. Según las proyecciones, alrededor de 375.000 gazatíes optarían por emigrar de manera permanente.
Los consultores financieros calcularon que cada partida individual generaría un ahorro de 23.000 dólares al fideicomiso en comparación con los costos de mantener a esas personas en zonas seguras dentro de Gaza. Aquellos que posean terrenos recibirían tokens digitales para canjearlos por apartamentos en futuras ciudades inteligentes o para financiar una nueva vida en otro país.
El proyecto fue elaborado con participación de empresarios israelíes y un equipo en Washington del Boston Consulting Group (BCG). Dos socios principales de la consultora fueron despedidos tras conocerse que la propuesta no contaba con aprobación oficial.
Trump ha discutido la idea en reuniones de alto nivel en la Casa Blanca con figuras como el secretario de Estado Marco Rubio, el enviado presidencial Steve Witkoff, el ex primer ministro británico Tony Blair y Jared Kushner. Aunque no hay decisiones oficiales, personas familiarizadas con el proceso aseguran que varios elementos fueron diseñados para materializar la visión personal del presidente.
Una de las características más llamativas es que el plan asegura no necesitar fondos del gobierno de Estados Unidos. La financiación provendría de inversiones privadas y públicas en megaproyectos, a diferencia de la actual Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), que depende de donaciones y utiliza contratistas de seguridad para distribuir ayuda alimentaria.
El documento plantea que Israel transfiera la autoridad administrativa en Gaza al fideicomiso mediante un acuerdo bilateral con Washington. La gobernanza se extendería hasta que un “polity palestino reformado” pudiera asumir responsabilidades y eventualmente integrarse a los Acuerdos de Abraham.
Durante el primer año, Israel mantendría el control de seguridad mientras compañías militares privadas occidentales y fuerzas extranjeras garantizarían la seguridad interna. Posteriormente, esa función sería asumida por fuerzas policiales locales entrenadas.
El plan no menciona la creación de un Estado palestino, aunque sí proyecta que la futura entidad palestina se una a los Acuerdos de Abraham. Según los promotores, Gaza se ubicaría en un cruce estratégico que facilitaría el acceso de Estados Unidos a recursos energéticos y corredores comerciales en la región.
Las inversiones incluirían carreteras de circunvalación, un tranvía denominado “MBS Highway” en honor al príncipe saudí Mohamed bin Salman, y una autopista central nombrada por el presidente emiratí Mohamed bin Zayed. También se prevé un nuevo puerto y aeropuerto en el sur del enclave, conectados con Egipto, Israel y Arabia Saudita.
El litoral oeste sería reservado para un ambicioso proyecto de resorts de lujo denominado “Gaza Trump Riviera”. En el centro, se construirían hasta ocho ciudades inteligentes de gran altura, con clínicas, escuelas, áreas verdes, parques y campos de golf.
Sin embargo, expertos en derecho internacional advierten que impedir el regreso de los palestinos a sus hogares o forzar su desplazamiento constituiría una violación de la legalidad internacional. Adil Haque, profesor en Rutgers University, recordó que el suministro insuficiente de alimentos, vivienda o atención médica no puede justificarse con compensaciones económicas.
Palestinos en Gaza rechazan la idea de emigrar pese a la devastación. Abu Mohamed, un padre de 55 años en Khan Younis, afirmó: “Me quedo en mi casa parcialmente destruida. Esta es mi tierra, no me iré a otro país”, dijo en declaraciones recogidas por el diario The Washington Post.
En paralelo, gobiernos árabes como Egipto y Emiratos Árabes Unidos promueven planes alternativos que incluyen una administración palestina con financiamiento del Golfo. Israel y Estados Unidos, por el contrario, son los únicos en proponer reubicaciones masivas de la población.
El futuro de Gaza sigue siendo incierto, con más del 90 % de sus viviendas destruidas y la población atrapada en una crisis humanitaria sin precedentes. Para críticos y expertos, la magnitud de la reconstrucción es tan grande como las interrogantes políticas sobre quién gobernará el territorio tras la guerra.
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