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El pueblo más bonito de España para visitar en septiembre: ¿dónde está y qué lo hace especial?
Con el final del verano y la llegada del otoño, septiembre es el mes perfecto para descubrir rincones con encanto. Entre todos, hay un destino que destaca como uno de los pueblos más pintorescos del país

Enclavado en un meandro del río Guadalaviar, Albarracín es un pueblo medieval que parece detenido en el tiempo. Ubicado en la provincia de Teruel, en Aragón, es famoso por el tono rojizo de sus casas, construidas con yeso y piedra de rodeno, que contrasta con el azul del cielo y el verde de la sierra que lo rodea.
Este aspecto casi de postal lo ha hecho merecedor de títulos como Monumento Nacional (1961) y su candidatura a Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Muchos viajeros coinciden en que visitar Albarracín es una de las experiencias más auténticas de España.
Historia que se respira en cada calle
Albarracín conserva la huella de las culturas que lo habitaron: íberos, musulmanes y cristianos dejaron su rastro en las murallas, torres y edificios que aún se mantienen en pie. Entre sus imprescindibles destacan la Catedral del Salvador, el Palacio Episcopal y la imponente muralla que se extiende sobre la ladera, ofreciendo una de las vistas panorámicas más espectaculares del pueblo.
Sus calles estrechas y empinadas, llenas de balcones de forja y puertas de madera, invitan a perderse sin rumbo, descubriendo rincones donde el tiempo parece haberse detenido.
Naturaleza en estado puro
Pero Albarracín no es solo patrimonio histórico. Su entorno natural lo convierte en un destino perfecto para septiembre. La Sierra de Albarracín ofrece rutas de senderismo, miradores y paisajes que empiezan a teñirse de los colores otoñales. Además, la zona es conocida por sus pinturas rupestres, declaradas Patrimonio Mundial, que se pueden visitar en los abrigos de la sierra.
Para los amantes de la naturaleza, septiembre ofrece temperaturas agradables para recorrer el Parque Natural de los Pinares de Rodeno, un paraje único con formaciones rocosas y bosques infinitos.
Es también la época perfecta para disfrutar de sus terrazas, caminar por sus murallas sin prisas y contemplar cómo el sol al atardecer tiñe las fachadas rojizas de un tono aún más mágico. Además, el inicio del otoño regala cielos despejados y noches frescas ideales para pasear o incluso practicar astroturismo en uno de los cielos más limpios de la península.
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