Xenofobia
La ultraderecha, aliada del Gobierno en Suecia, aboga por demoler mezquitas
El priner ministro, Ulf Kristersson, condena la propuesta y recuerda que en el país nórdico no "derribamos lugares de culto"
El discurso del líder de la ultraderecha sueca, el segundo partido del país nórdico y socio parlamentario del Gobierno de centro derecha, en unas jornadas campestres del partido este domingo no pudieron ser más inoportunas. En plena crisis en Oriente Medio y sin completar la adhesión sueca a la OTAN, Jimmie Åkesson, abogó por el derecho a derribar mezquitas, dado que "no es un derecho venir a nuestro país y construir monumentos a una ideología extranjera e imperialista".
El líder de los Demócratas Suecos (SD) fue más allá en su discurso islamófobo al asegurar que "necesitamos comenzar a confiscar y derribar mezquitas donde se difunde propaganda antidemocrática, antisueca, homófoba, antisemita o desinformación general".
El primer ministro sueco, el conservador Ulf Kristersson, no tardó en salir al paso y recordar a Åkesson que "en Suecia no derribamos lugares de culto". "Como sociedad, debemos luchar contra el extremismo violento, sean cuales sean sus motivos, pero lo haremos dentro del marco de un Estado democrático y el Estado de derecho", insistió Kristersson.
En su opinión, el líder de SD "debería entrar en razón y pensar que vivimos en un momento peligroso", en alusión a la amenaza terrorista bajo la que se encuentra el país tras el atentado en Bruselas en el que murieron dos aficionados de la selección de fútbol en octubre. "Da una imagen incorrecta de lo que Suecia representa a nivel internacional y obligó al Ministerio de Asuntos Exteriores a corregir la imagen de lo que es Suecia", insistió el primer ministro.
El propio Kristersson se vio obligado a emitir una declaración en X, anteriormente Twitter, reiterando el "derecho constitucional de Suecia a la libertad de religión".
Suecia, cuya solicitud de ingreso a la OTAN aún necesita la ratificación de Hungría y Turquía, de mayoría musulmana, ha visto una serie de incidentes que han provocado tensiones con países de todo Oriente Medio.
Una serie de quemas del Corán a principios de este año provocaron protestas y condenas generalizadas contra Suecia, y varios países musulmanes convocaron a los embajadores suecos. Manifestantes iraquíes irrumpieron en la embajada sueca en Bagdad dos veces en julio, provocando incendios dentro del recinto durante el segundo incidente.
El año pasado, Suecia fue blanco de una vasta campaña de desinformación que afirmaba que sus servicios sociales estaban "secuestrando a niños musulmanes" y colocándolos en hogares cristianos, lo que obligó a las autoridades a negar públicamente las acusaciones.
En opinión de Magnus Ranstorp, profesor asociado de la Universidad de Defensa de Suecia, y el experto antiterrorista más destacado del país, la declaración de Åkesson era una amenaza para la seguridad nacional de Suecia. "Esto puede contribuir a empeorar la amenaza a la seguridad contra Suecia y fortalecer la imagen de Suecia como antiislámica. Tampoco nos hemos unido todavía a la OTAN y Erdogan bien podría asumir esto", aseguró en declaraciones al diario "Dagens Nyheter".
Durante su discurso, Åkesson también exigió que los atributos musulmanes del paisaje urbano, como los minaretes, las cúpulas y las medias lunas, deberían eliminarse por completo.
Según Victoria Enkvist, profesora asociada de Derecho Constitucional en la Universidad de Uppsala, actualmente no existe ningún respaldo legal para eliminar diversas formas de símbolos y expresiones porque pueden estar relacionados con una religión. "Introducir restricciones para una religión específica es una discriminación tanto según la Constitución como según la Convención Europea", explica.
Los Demócratas Suecos también quieren que, como medida preventiva, se dé a la Policía de Seguridad (SAPO) la posibilidad de interceptar mezquitas. Según Enkvist, "actualmente, no existe ninguna base legal para escuchar conversaciones simplemente porque tienen lugar en una mezquita. Tampoco es posible promulgar una ley de este tipo en lo que respecta a la protección de las libertades y los derechos", escribe Victoria Enkvist.
Desde la oposición, La exprimera ministra socialdemócrata Magdalena Andersson instó a Kristersson a destituir a todos los miembros del SD que trabajaban en el Gobierno. "Esto empeora la imagen de Suecia, no facilita nuestra adhesión a la OTAN y aumenta aún más la polarización en nuestro país. Esto no significa poner a Suecia y a la seguridad del pueblo sueco en primer lugar", escribió Andersson en su perfil de X.
Pero las críticas también llegaron desde los liberale, el socio menor del tripartito de centro derecha y, sin duda, el más renuente a apoyarse en la ultraderecha para gobernar desde las elecciones de septiembre de 2021. Jan Jönsson, concejal de ciudadanía social de Estocolmo, criticó duramente la declaración de Åkesson y califica la propuesta de "inconstitucional" e "islamófoba".
En opinión de Jönsson, para que la colaboración entre los socios pueda continuar, el Gobierno necesita encontrar formas de evitar que este tipo de "propuestas muy extremas" de SD sigan llegando. Jönsson insiste que es "completamente impensable" que los liberales votaran a favor. "Y tampoco creo que SD tenga la oportunidad de plantear este tipo de propuestas en el marco de la cooperación gubernamental", concluye.
Quien, en cambio, guarda silencio hasta ahora es la viceprimera ministra Ebba Busch, líder de los demócratas cristianos, cuyo discurso antiinmigración no dista mucho de la ultraderecha.
El incendiario discurso de Åkesson, según los analistas políticos, responde, precisamente, a un esfuerzo de los Demócratas Suecos para recuperar su espacio una vez que el resto de la derecha ha asumido parte de su discurso sobre la inmigración.
La ultraderecha "necesita radicalizar su mensaje político para mantener su papel como una alternativa clara y visible a los moderados [conservadores] y los demócrata cristianos", declaró a "The Local" Jens Rydberg, profesor de la Universidad de Estocolmo. "A medida que otros partidos han cambiado sus posiciones y se han adaptado cada vez más a la política de los Demócratas Suecos en materia de inmigración y áreas relacionadas, SD también necesita cambiar de posición", explica Rydberg.
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