Elecciones

La victoria del ultraderechista Geert Wilders sacude la política holandesa y europea

El líder xenófobo reclama convertirse en primer ministro, pero le será difícil negociar una coalición de Gobierno

Tras trece años en los que la política holandesa ha estado marcada por el primer ministro saliente, el liberal Mark Rutte, el despertar de Países Bajos a una nueva era ha venido marcado por el terremoto político que supone la victoria de la extrema derecha comandada por Geert Wilders.

Aunque el político ultraderechista ha formado parte de la política holandesa durante los últimos quince años, es la primera vez que consigue aupar a su formación como la más votada y a una considerable distancia del resto de los partidos (37 escaños), en un panorama tan fragmentado como el holandés. Los socialdemócratas y verdes liderados por el ex comisario europeo para el cambio climático, Frans Timmermans, han quedado en segunda posición con 25 escaños, sólo un más que los liberales que deben conformarse con la tercera posición mientras que el nuevo partido de Pieter Omtzigt se situaría como cuarta fuerza con 20 representantes. Aunque Wilders no consiga recabar los apoyos necesarios para formar una coalición de gobierno, su victoria ha hecho saltar todas las alarmas en Bruselas, ya que es un serio aviso meses antes de que se celebren los comicios europeos en junio de 2024.

Para alcanzar la mayoría parlamentaria de 76 escaños son posibles numerosas combinaciones. Tras celebrar su victoria con tarta y champán y recibir las felicitaciones entusiastas de todos los partidos euroescépticos y eurófobos europeos, Wilders ha reclamado el puesto de primer ministro y ha asegurado que la primera prioridad de su Gobierno será una “significativa restricción del asilo y la inmigración”, si bien también ha esbozado la posibilidad de convocar un referéndum sobre si Holanda debe abandonar o no la Unión Europea.

Wilders siempre se ha distinguido por sus posiciones en contra de la inmigración ilegal, pero a diferencia de otros partidos políticos holandeses de tinte conservador y liberal que también defienden este tipo de medidas, sus proclamas están teñidas de acusaciones contra el islam hasta el punto de abogar por la prohibición de las mezquitas y del Corán. En el pasado fue condenado por los tribunales por sus manifestaciones en contra de los inmigrantes marroquíes.

Tras la resaca de la noche electoral, todos los analistas se preguntan cómo ha sido posible que Wilders haya duplicado sus escaños respecto a las elecciones de 2021. Hein de Haas, un sociólogo de la Universidad de Ámsterdam, ha asegurado que los liberales han centrado su campaña en la inmigración, lo que ha acabado “legitimando” y “volviéndose en contra” de este partido ya que los holandeses han acabado prefiriendo “el original a la copia”. Lo cierto es que otros temas como el problema de la escasez de vivienda han quedado en un segundo plano.

Muchos miran ahora a Dilan Yesilgöz Zegerius, la sucesora de Rutte al frente de los liberales, como la responsable de este descalabro. Se trata de una abogada de 46 años, actual ministra de Justicia del Gobierno saliente. A pesar de que se ha mostrado a favor de la reducción del número de inmigrantes, llegó al país procedente de Turquía cuando tenía ocho años después de que su padre hubiese sido perseguido en su lugar de origen y la familia acabara beneficiándose de las políticas de reagrupación holandesas.

La inmigración lleva años siendo un dosier explosivo. Precisamente esta convocatoria de elecciones anticipadas tuvo lugar por las discrepancias en el seno del Gobierno en funciones sobre la política de reagrupación de los demandantes de asilo. Además, en el año 2021 saltó a la luz un escándalo de racismo institucionalizado. Entonces se descubrió que familias de inmigrantes fueron perseguidos por la Hacienda Holandesa, debido a su origen ( la mayoría de ellos turcos y marroquíes a los que en su expediente se había señalado su segunda nacionalidad) , acusados injustamente de haber recibido ayudas públicas que no les pertenecían para cuidar a sus hijos. Muchos de ellos acabaron arruinados al tener que devolver a Hacienda ingentes cantidades de dinero.

Pero no sólo se trata de repartir culpas sino también de comenzar a hacer números ante unas negociaciones para formar gobierno que pueden dilatarse durante meses. Según los primeros cálculos, hay dos opciones claras. La primera sería una coalición entre Wilders, los liberales y el partido centrista de Omtzigt llamado Nuevo Contrato Social que sumaría 81 votos. El último ya anunció que nunca pactaría con la extrema derecha durante la campaña electoral si bien la líder de los liberales fue mucho más ambigua, aunque en ese momento nadie esperaba tan buenos resultados por parte de Wilders. Los Verdes europeos ya han advertido que un pacto con la extrema derecha expulsaría a los liberales de su familia europea.

La segunda coalición supondría todo un cordón sanitario contra Wilders y podría agrupar a los socialistas y verdes junto a los liberales, Nuevo Contrato Social y los socio liberales Demócratas 66. Todos ellos suman 78 escaños. Claramente está sería la opción preferida por las instituciones europeas ya que además este Ejecutivo podría estar comandado por Frans Timmermans, una figura respetada en los pasillos comunitarios y que también aseguraría la continuidad de las políticas europeistas y a favor de la lucha contra el cambio climático. Este último asunto también se ha convertido en muy polémico en Holanda ya que los agricultores creen que los dictados de Bruselas amenazan su modo de vida. El Movimiento Campesino -Ciudadano, que defiende los intereses de estos últimos, ha conseguido siete escaños y dice estar dispuesto pactar con Wilders.