Royals
Kate Middleton brilla en la final de Wimbledon con un vestido azul eléctrico que rinde homenaje a Diana
Los royals han acudido al partido entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner junto al Rey Felipe, pero sin Letizia
La princesa de Gales ha vuelto a captar todas las miradas este domingo en la final masculina de Wimbledon 2025. Acompañada por el príncipe William y sus dos hijos mayores, George y Charlotte, Kate Middleton ha hecho una aparición triunfal que confirma su regreso a la vida pública, y lo ha hecho con un look pensado al milímetro para la ocasión: un vestido azul vibrante que no ha pasado desapercibido.
Más allá del deporte, Wimbledon se ha convertido en una pasarela no oficial para los royals británicos. Cada aparición pública se convierte en una declaración de estilo, y Kate Middleton domina este lenguaje como pocas. Su presencia, impecable y sin estridencias, consolida su posición como una de las grandes referentes del nuevo chic monárquico europeo.
Un diseño con mensaje: sobrio, elegante y muy simbólico
El estilismo elegido por Kate Middleton no fue casual. Se trata de un vestido azul eléctrico de silueta depurada, manga corta, cinturilla marcada y un delicado volante en el hombro a modo de lazo, que aportaba movimiento y un toque personal a un conjunto impecable. El diseño recuerda inevitablemente al que llevó en 2023 en este mismo escenario, lo que refuerza su coherencia estilística y su maestría a la hora de comunicar con la moda.
El color azul que domina este look no solo realza su figura y su tono de piel, sino que también tiene un poderoso significado simbólico dentro de la realeza británica. Este tono era uno de los favoritos de Diana de Gales, quien lo lució en múltiples actos oficiales. Serenidad, confianza y nobleza: tres atributos que Kate proyecta con naturalidad y que refuerzan su papel como referente del estilo institucional europeo.
Junto a Kate, el príncipe William optó por un look navy clásico con traje azul marino, mientras que el pequeño George lució también traje y corbata, confirmando su creciente papel institucional. La princesa Charlotte, por su parte, apostó por un vestido blanco sin mangas, decorado con volantes y ribetes negros, en línea con el estilo british que define su armario desde que era bebé.