Nutrición

El secreto de un doctor para suprimir el hambre de forma natural

Esperar para desayunar, ignorar el hambre durante media hora o entrenar en ayunas no son simples trucos, sino estrategias con una base científica para quemar grasa y frenar el envejecimiento celular

Un nutricionista desvela la hora a la que se debe desayunar, comer y cenar: “El cuerpo está mejor preparado”
Un nutricionista desvela la hora a la que se debe desayunar, comer y cenar: “El cuerpo está mejor preparado”Freepik

Ese gusanillo a media mañana, o la punzada de hambre que asalta a última hora de la tarde, es una sensación de sobra conocida. La reacción más habitual es buscar algo que llevarse a la boca de inmediato, pero esta respuesta automática no siempre es la más inteligente para nuestro organismo. De hecho, lo que a menudo interpretamos como una necesidad urgente de comer puede ser en realidad una oportunidad de oro para mejorar nuestra salud metabólica y controlar el peso de una forma mucho más eficaz. Esta gestión de los impulsos forma parte de un enfoque integral de la salud donde factores como lograr un sueño profundo y continuo juegan un papel fundamental en la regulación hormonal del apetito.

En realidad, la solución propuesta por expertos como el médico Jesús Vázquez es contraintuitiva y sorprendentemente sencilla: no hacer nada. En lugar de ceder al impulso, la clave es simplemente esperar entre veinte y treinta minutos. Este breve lapso de tiempo es suficiente para que el cuerpo ponga en marcha sus propios mecanismos de regulación, demostrando que la paciencia es una herramienta metabólica mucho más potente de lo que se podría pensar.

El motivo de este fenómeno es puramente fisiológico. Ese apetito repentino suele estar provocado por una pequeña bajada de azúcar en sangre, una señal que el cuerpo emite para pedir un aporte rápido de glucosa. Sin embargo, si se ignora esta primera llamada, el organismo activa un plan B: recurrir a las reservas de grasa para obtener energía, un proceso que, como consecuencia directa, hace que la sensación de hambre se desvanezca por sí sola, tal y como detalla desde su cuenta de Instagram

Pequeños gestos para optimizar el metabolismo

En este sentido, esta lógica de la espera se puede integrar en la rutina diaria para potenciar sus beneficios. Un gesto tan simple como esperar una hora para desayunar después de levantarse permite prolongar el ayuno nocturno. Con ello, se fuerza al cuerpo a seguir quemando grasa durante más tiempo, un hábito que algunos estudios relacionan incluso con una ralentización de ciertos procesos de envejecimiento celular.

Del mismo modo, el ejercicio físico es otro gran beneficiado de esta estrategia. Se ha comprobado que realizar el entrenamiento en ayunas resulta más efectivo para movilizar los depósitos de grasa. Al no disponer de glucosa procedente de una comida reciente, el cuerpo no tiene más remedio que utilizar los lípidos acumulados como combustible principal para afrontar el esfuerzo, optimizando así los resultados de la actividad deportiva. Para quienes buscan iniciarse en este hábito, existen fórmulas sencillas como el método 666 para coger el hábito de caminar, que puede adaptarse perfectamente a estas primeras horas del día.

Ahora bien, si la espera se hace insostenible y la necesidad de comer es imperiosa, la recomendación es clara: optar por alimentos que no contengan azúcar. Una loncha de jamón, una lata de atún al natural o un puñado de frutos secos son opciones excelentes para saciar el apetito sin interrumpir la quema de grasas. Al no provocar un pico de glucosa, obligan al organismo a seguir trabajando con sus propias reservas de energía. Junto a estas ideas, también se pueden incorporar otros alimentos humildes pero muy saciantes y nutritivos que ayudan a calmar el hambre sin generar picos de azúcar.