Literatura

Fotografía

El poder de sugerir sin narrar

El pintor Gino Rubert recoge su producción pictórica de los últimos diez años en el libro «Sí, quiero»

«El arquitecto», una de las obras de Rubert que aparecen en el libro
«El arquitecto», una de las obras de Rubert que aparecen en el librolarazon

El pintor Gino Rubert recoge su producción pictórica de los últimos diez años en el libro «Sí, quiero»

Hay algo en la mirada de Gino Rubert que atrapa. Eso es algo que este artista catalán sabe plasmar en su obra, una obra que nos interpela y que crea un diálogo con nosotros. Si alguien duda sobre este particular no tiene más que acercarse a las páginas de «Sí, quiero», un estupendo libro publicado por Lunwerg en el que Rubert nos propone un viaje por su obra a la manera de una falsa autobiografía en la que podemos encontrar todos aquellos temas que obsesionan a este pintor.

Gino Rubert, en conversación con este diario, habló de este «Sí, quiero» en el que aparecen unos 80 trabajos realizados en los últimos diez años. «Hacía mucho tiempo, diría que ganas, de como pintor tener un libro. Fue a partir de mi última exposición en la Galería Senda “ex-votos” que se me antojó que ese formato podía funcionar como publicación. No fue hasta un año más tarde que me contactaron desde Lunwerg y, de entrada, ya se me había pasado el ímpetu de “ex-votos”. La dialéctica con esas obras ya era aburrida. Lo comenté con el editor Javier Ortega y me preguntaba qué hacer», explica Rubert.

Finalmente optó por una selección de «las obras que más me representaban, pero ilustradas con un texto. Reuní las imágenes por modelos, una forma de dar una estructura al libro y eso me dio una primera pauta». El libro incluye una serie de breves textos, casi cuentos, que se incluyen al final y que forman una suerte de memorias ficticias de este artista.

Para Gino Rubert el crear imágenes tiene que ver con «contar una historia sin principio y sin final, sin conclusión, que yo mismo desconozco. Es algo que tiene que ver con ir construyendo una cosa de manera que quede deconstruída, que no se cierre. Es sugerir sin narrar, que siempre se mantenga misteriosa. Esa es la lectura que se da a mis imágenes».

¿Lo que tiene el lector de este libro es una suerte de memorias? Rubert explica que «algo de falsa autobiografía tiene. Entiendo que podría darse el caso, pero viendo el libro no me siento como retratado. El libro contiene dobles páginas o páginas enteras y es algo que he hecho yo a conciencia con cuadros que he recortado. He movido las cosas y, en algún sentido, he rehecho los cuadros para que funcionen como libro. Por eso, en ese sentido no veo tanto los cuadros sino las páginas. Así que no experimento “Sí, quiero” como unas memorias».

El libro se abre y se cierra con un telón. «Más que un pintor me siento un director de escena porque lo que hago es crear escenarios donde despliego estos personajes en muchos casos amigos, pero también desconocidos. Forma parte de esa fascinación de la que hablan autores como Cees Nooteboom. Como director de escena o director juego con estos personajes para convertirlos en aquello que quiero. Son actores y les doy una nueva vida».