Presupuestos

El “momento Almeida”: cómo el alcalde de Madrid tratará de volver a hacer de “pegamento” entre Cs y Vox

El primer edil afrontará en las próximas semanas la negociación de las cuentas y de las ordenanzas fiscales con el objetivo de volver a concitar el acuerdo entre sus dos socios tras su último choque

El alcalde de la capital, en la sala en la que se reúne su Gobierno
El alcalde de la capital, en la sala en la que se reúne su GobiernoJesús G. FeriaLa Razón

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, afrontará en las próximas semanas el momento clave de la legislatura. Pasado ya el ecuador de su mandato, llega la hora de negociar las cuentas para 2022. También las ordenanzas fiscales. En el equipo del alcalde advierten de la importancia de ambas iniciativas, fundamentalmente porque estos presupuestos y estas ordenanzas fiscales serán las últimas de un año no electoral. En 2023, Almeida se enfrentará a la exigente prueba de su reelección. Y, precisamente por esta circunstancia, las alumbradas en los próximos meses serán las últimas cuentas cuya negociación no esté claramente condicionada ni contaminada por las necesidades y urgencias de cada una de las formaciones en su camino hacia las urnas. En principio, el horizonte se antoja despejado para el regidor. Con una imagen pública más «potente» que en las elecciones de 2019, con un nivel de popularidad y conocimiento entre los madrileños mucho más alto y con Ciudadanos en caída.

Pese a todo ello, los momentos previos al inicio de esa negociación no están siendo precisamente un camino de rosas para la coalición PP-Cs. Especialmente en lo que tiene que ver con su interlocución con Vox, el socio necesario en esta ecuación. Tras el verano, la aprobación de la Ordenanza de Movilidad Sostenible ha alejado a los de Javier Ortega Smith del Gobierno municipal.

Madrid Central: la campaña de las “multas falsas”

Vox ha encontrado en el mantenimiento de Madrid Central por parte del Ayuntamiento el eje central –casi el único– de su labor de oposición. Bajo la bandera de la eliminación total de las restricciones al tráfico, Vox ha intensificado en estas semanas un discurso que obvia la obligación del Gobierno municipal de cumplir con la ley estatal contra el cambio climático –que impone el establecimiento de zonas de bajas emisiones en las ciudades de más de 50.000 habitantes– y en el que minimiza la amenaza que supone la contaminación para la salud de los vecinos. Los de Ortega Smith han llegado a acuñar un término, «Carmeida» con el que identificar al propio Almeida con su antecesora en el cargo, Manuela Carmena. Incluso, alentando esta misma semana una campaña en las calles consistente en el reparto de multas falsas en miles de coches por toda la ciudad.

Los ataques lanzados desde Vox, sin embargo, no alterarán la hoja de ruta del alcalde. Desde su entorno sólo esperan que los concejales del partido de Santiago Abascal «estén a la altura». E insisten en destacar su papel de «pegamento» entre Ciudadanos y Vox. O lo que es lo mismo, según el diagnóstico más extendido en los pasillos de Cibeles, hacer de puente entre el «populismo» de Vox y el «momento desconcertante» por el que atraviesa Ciudadanos. Una misión que, de fructificar, consolidará a Almeida como muñidor de acuerdos. Lo demostró con los Pactos de la Villa, poniendo de acuerdo a todas las formaciones del consistorio –desde Más Madrid a Vox, pasando por el PSOE–, con los que se quiso sentar las bases de la recuperación de la ciudad tras el zarpazo de la crisis sanitaria. Y lo ha conseguido desde el inicio de la legislatura a la hora de conseguir la aprobación de los presupuestos de 2020 y de 2021 a pesar de la minoría de coalición azul-naranja.

La negociación arrancará con la resaca del choque protagonizado por Vox y Ciudadanos en el pleno de esta semana.El ataque personal de un edil de la formación de derechas –el ex popular Fernando Martínez Vidal– en Twitter volvió a evidenciar la distancia entre Vox y los naranjas. El enfado en el grupo de Begoña Villacís fue de alto voltaje. Con razón. El concejal utilizó una fotografía de la vicealcaldesa con su hija pequeña en brazos para criticar a la dirigente de Ciudadanos por su apoyo a una iniciativa de Más Madrid sobre el aborto. «Es lo más bajo que he visto en mucho tiempo», aseguró Villacís.

Distancias mutuas entre Vox y Ciudadanos

La polémica en torno a esta iniciativa sirvió a la bancada naranja para marcar perfil propio. La dos de Almeida, de hecho, lo dejó claro. Aseguró que Vox «no condiciona» las políticas del Gobierno local. «Es importante que se sepa que ese apoyo de Vox a la investidura no nos condiciona en temas como el tema LGTB, donde se han llevado a cabo muchas iniciativas que no se habían hecho con anterioridad. Llevamos un modelo pionero desde el Ayuntamiento», añadió Villacís, en lo que supone un ejemplo claro dentro la estrategia por marcar distancia con los de Javier Ortega Smith. Actitud que, en ningún caso, incomoda a los de Abascal en la ciudad. De hecho, Vox ha buscado premeditadamente distanciarse de Ciudadanos a lo largo del mandato. Y en mitad de esa tensión cobra sentido ese papel de «pegamento» ejercido por el alcalde. Buscar el «equilibrio» entre Vox y Ciudadanos para, así, garantizar la estabilidad del consistorio. Con un doble propósito. El objetivo a corto plazo es sacar adelante unas cuentas para el Madrid pos-covid.

La meta más a largo plazo pasa por dejar patente entre el electorado del centro derecha que una mayoría absoluta en 2023 evitaría tensiones innecesarias y facilitaría la gestión eficiente del Ayuntamiento. Es éste un contexto similar al que desplegó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con motivo de la convocatoria electoral de 4 de mayo: pedir a los madrileños una reunificación del voto en el PP como vía para esquivar los vaivenes que lleva aparejada una coalición, y más si ese cogobierno debe quedar apuntalado con el apoyo de un socio externo.

Al margen de la tensión de Almeida con Vox en materia de movilidad y de protección del medio ambiente y de las evidentes diferencias entre Ortega Smith y Villacís, la coalición se han enfrentado en estos últimos 15 días a un escenario inédito hasta la fecha: las diferencias internas entre las dos partes de la coalición a cuenta del anuncio olímpico realizado por Villacís. La vicealcaldesa confirmó en una entrevista radiofónica que la capital aspirará a convertirse en la sede de los Juegos de 2036. El equipo de Alcaldía rebajó la intensidad del anuncio. Confirmó que la intención existe, pero llamó a la responsabilidad de todos los actores implicados en una decisión que es municipal, pero que requiere del concurso del resto de administraciones. En Cibeles dan por superado el contencioso, el primero entre populares y naranjas que ha trascendido a la esfera pública de 2019. Con las aguas ya calmadas, Almeida y Villacís tienen ahora tres meses para sacar unas cuentas claves para lo que queda de legislatura y, también, para el escenario pre electoral que no queda tan lejos.

Los choques: movilidad, violencia machista y LGTBI

El Pleno del pasado martes sirvió para dejar patente algunas de las materias en las que los tres grupos del centro derecha. En el centro de estos choques se encuentra la Ordenanza de Movilidad Sostenible. Vox apuesta por la eliminación de todas las restricciones al tráfico. PP y Ciudadanos ya han dejado claro que no hay marcha atrás: las zonas de bajas emisiones en el centro y Plaza Elíptica son intocables.
A lo largo del mandato, si ha habido una imagen incómoda para la coalición PP-Cs es la que se concreta cada vez se registra un asesinato machista. Con Vox fuera de la pancarta que agrupa al resto de formaciones durante el minuto de silencio que se convoca a las puertas de Cibeles. También en lo que afecta a cuestiones como las políticas hacia el colectivo LGTBI. A ello se une ahora lo sucedido este martes. Ciudadanos apoyó la retirada de subvenciones públicas a entidades que acosen a mujeres en los entornos de las clínicas de interrupción del embarazo (IVE). Ciudadanos se posicionó junto a Más Madrid, el PSOE y el Grupo Mixto –integrado por los díscolos de Más Madrid–. PP y Vox votaron «no».