Gordo
La lotera que vende el décimo de Navidad de la victoria de Ayuso y que “está arrasando”
Esperanza vende en la administración 60 de Antón Martín el 40.521, que coincide con la victoria electoral de la presidenta madrileña
Su nombre, per se, es ya una declaración de intenciones. Ser lotera y llamarse Esperanza tiene su sorna y, además, ella asegura que le viene al dedo porque disfruta como pocas repartiendo ilusión. Y no lo dice a modo de cuña publicitaria, sino que por sus venas corre la alegría de vender cada día un potencial billete ganador, pese a llevar casi una década detrás del mostrador de la Administración de Lotería número 60.
Y es aquí, en pleno centro de Madrid, donde este año se despacha uno de lo números con más tirón para el sorteo de la Lotería de Navidad: el 40.521. ¿Por qué? Esperanza Castilla lo explica: «Es un número que siempre llevamos íntegro en la administración, pero que otros años había pasado más desapercibido. De repente, cuando comenzó la venta vimos que había mucha demanda y yo no sabía por qué, hasta que un día, uno de los clientes me dijo: ‘’Esperanza, ¿sabes por qué quiero ese número? Porque es la fecha en la que Isabel Díaz Ayuso ganó las elecciones y si a ella esa fecha le dio suerte a mí también. Es la mejor presidenta que tenemos, así que seguro que con ella también en la Lotería me van a ir bien las cosas’'. Desde entonces no paramos de recibir llamadas para que enviemos el 40.521 a diferentes ciudades de España y, por supuesto, muchos clientes que vienen aquí a comprarlo en ventanilla».
Como no podía ser menos, este servidor hace lo propio y le pide dos décimos. Ella abre la caja fuerte donde atesora los billetes que aún le quedan del número «bendecido» por Ayuso. Del total de 170 billetes, es decir, de los 1.700 décimos, le quedan tan solo unos 200. «Y aviso que vuelan, este año El Gordo va a ser el de la Ayuso, lo tengo claro».
Cuenta que el número en sí no es nada del otro mundo, porque Esperanza también tiene sus décimos «fetiche», «pero cuando hay una fecha concreta como unas elecciones o una catástrofe natural, inundaciones o algo así, se venden mucho, la gente es muy curiosa con esas cosas. Durante todo el jaleo que hubo con Cataluña, aquí teníamos el 10.155, que hacía referencia al mes de octubre y al artículo 155. Arrasó», apunta la lotera mientras habla con la clientela que se acumula a lo largo del Pasaje Doré, al lado de Antón Martín, no muy lejos de la sede de la presidencia madrileña.
El número «fetiche» de 2021
Es una calle estrecha, llena de comercios y puestos ambulantes y la cola en la administración que regenta Esperanza crece por momentos. Moja su dedo en una esponja con agua para separar los décimos, «con eso del covid no se puede uno chupar la mano, cosas de la pandemia, aunque a mí nunca me ha gustado, me parece una guarrada», al tiempo que nos cuenta que ella no es la dueña de la administración, pero que algún día le gustaría poder serlo, aunque su jefe es muy buena gente y está a gusto trabajando con él.
«Del número de Ayuso vamos a vender lo que nos queda en nada de tiempo, lo está petando, no va a sobrar ninguno. También nos lo están pidiendo de restaurantes para despacharlo allí, es el número de moda. Por ejemplo, el dueño de un restaurante de Ciempozuelos, nos ha solicitado muchos y dice que allí lo vende rapidísimo, que es un filón», confiesa.
El lugar en cuestión es La Tinaja, y su propietario ya ha colocado un inmenso cartel con el número más «trendy» de 2021 al lado de una fotografía de la presidenta de la Comunidad de Madrid en la que aparece luciendo una pulsera rojigualda con el nombre del local. «También otra chica de un restaurante de Rivas nos lo ha pedido al enterarse del éxito que tiene este billete y a nosotros nos ayuda mucho el hecho de que en los bares se venda, porque los loteros lo hemos pasado muy mal en este tiempo», asevera Esperanza. De los 20 euros que cuesta cada décimo de Navidad, las administraciones tan solo obtienen 80 céntimos, «así que imagínate lo que supone para nosotros, eso sí, yo trabajo con la misma energía y me encanta mi trabajo».
En San Nicolás, como se llama esta administración, que lleva en funcionamiento desde los años 50, se han vendido tres gordos, «aunque a mí no me pilló ninguno», lamenta Esperanza, que vino desde su Jaén natal hace 33 años con el que entonces era su pareja. A ella le ha tocado alguna vez un pellizco, «aunque la suerte fue de mi chico, que compró el décimo y nos lo repartimos». Fueron 300.000 pesetas de antaño, de un número posterior, es decir de esos que están inmediatamente por encima o debajo del Gordo. «Lo que sí que he vendido ha sido un ganador de la Bonoloto, un millón de euros, y oye, qué gusto da, más aún cuando conoces a la gente y ves lo bien que le viene».
Y es que ella conoce a cada uno de sus clientes, les llama por su nombre y les pregunta por su familia y su trabajo: «A mí me encanta charlar y que la gente sienta que aquí está como en su casa». Y un servidor da fe de su comportamiento. Llega Paco, un jubilado que dice haber cobrado ya la extra y le pide tres décimos de «Nochebuena». Uno que acabe en uno, otro en tres y el último en cuatro. «Trabajar aquí es muy divertido, lo paso estupendamente. Aunque a veces me quedo sin voz. Tampoco pienses que es así todo el año. La mayoría de la gente ahora viene por el sorteo de Navidad, luego la cosa se calma bastante», reconoce.
El «oro» de Ayuso
Además, ahora también está la venta online «y nosotros hacemos muchos envíos. Preguntando por el número de Ayuso nos han llamado desde muchísimas ciudades de España. Nosotros se lo preparamos y les hacemos el envío. Se les cobra 10 euros por este trámite. Aquí nadie se queda sin su número favorito».
Al otro lado de la ventanilla «aterriza» una joven que viene a comprobar si alguna de sus apuestas de Euromillones o Primitiva ha resultado premiada. No tiene suerte. Mientras Esperanza le pregunta por su madre, una asidua a esta administración, la chica pide algún décimo para el día 22 de diciembre». Elige tú, que yo no quiero tener toda la responsabilidad», le dice con buen humo.
Esperanza siempre juega junto a su jefe un número de cada terminación y, por supuesto, este año también el «décimo de la presidenta». ¿Quiénes son los que más se lo han solicitado? «Principalmente gente de mediana edad y mayores, los jóvenes compran menos. Eso sí, se animan cuando va llegando el día del sorteo. Pero alguno también ha venido hasta aquí pidiendo el décimo de la Ayuso, me hace mucha gracia. Aunque sepa el motivo, cuando me lo dicen me hago la tonta. De política no hablo, yo no te voy a decir si soy de Ayuso o no, pero yo a todos les digo muy bien, que es un número precioso y que seguro que este año trae suerte como a la presidenta».
Para quizá condicionar un poco al azar, en el interior de la cabina donde trabaja esperanza tiene tres estampas religiosas, dos de Jesús y otra de la La Milagrosa. Y por si fuera poco, también cuenta entre su clientela con videntes como Rappel: «Suele venir bastante y es curioso que la gente que está esperando la cola detrás de él, luego pide todos los números que ha comprado el vidente. Cómo si eso se pudiera adivinar», relata entre risas.
De igual modo vienen por aquí Massiel y Ruphert, entre otros. A quien todavía espera es precisamente a la presidenta Ayuso: «Por aquí no la hemos visto, aunque quizá lo haya comprado en el restaurante de Ciempozuelos. Si no lo ha hecho que venga pronto y se lleve lo que nos queda, pero que no espere mucho porque vuela». Y es que parece que todo lo que toca Ayuso o se relaciona con ella se convierte en oro. Esperanza espera que también ocurra así en su caso. Antes de despedirnos nos cita para el día 22 para celebrar el éxito juntos. «Seguro que toca, así que aquí te espero con la botella de champán», dice antes de continuar atendiendo a clientes que no paran de acercarse hasta su administración.
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