Operación Pantano

«En verdad tienes que morir, vas a acabar en una cuneta», las amenazas a la alcaldesa de San Martín de Valdeiglesias por denunciar irregularidades

“Empecé mi mandato recibiendo insultos de “prostituta, guarra y zorra”, me han reventado tres veces las ruedas del coche y destrozado la viña de mi padre, ahora temo por mi familia”, denuncia la popular Mercedes Zarzalejo

La alcaldesa de San Martín de Valdeiglesias, María Mercedes Zarzalejo, sale del Ayuntamiento
La alcaldesa de San Martín de Valdeiglesias, María Mercedes Zarzalejo, sale del AyuntamientoRafael BastanteEuropa Press

Desde que la alcaldesa popular Mercedes Zarzalejo tomó el bastón de mando del Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias, con más de 8.000 habitantes, los insultos han sido constantes. Ella misma relata que empezó su mandato recibiendo insultos de «prostituta, guarra, zorra...». Y eso no es todo, se lamenta de que le han llegado a reventar las ruedas del coche hasta tres veces o de que cortaran la valla de la finca de su padre y le destrozaron la viña. «Eso viene siendo lo habitual. Desde que llegué a la Alcaldía, se ha convertido todo en un acoso y derribo hacia mi persona. No he recibido más insultos en mi vida y es que, además, sorprende la actitud chulesca de sus autores cuando ellos son los que deberían estar con la cabeza gacha».

Pero para la alcaldesa de San Martín de Valdeiglesias, lo preocupante, dada la situación, no son ya los insultos o todas las agresiones verbales que puedan llegarla a través de las redes sociales, su preocupación se centra ahora en que pueda haber daños personales hacia sus hijos o sus padres. «He pensado incluso enviarles fuera de San Martín de Valdeiglesias no sea que alguien cometa alguna tontería», dice temerosa de que algún día pudiera ocurrir alguna situación indeseable.

Ahora que ha salido a la luz la «Operación pantano» y tras las 17 detenciones practicadas por la Guardia Civil después de que ella misma pusiera la situación en manos de la Justicia, la tensión se ha elevado y ahora lo que recibe son amenazas de muerte. «En verdad tienes que morir» o «Vas a acabar en una cuneta», son los mensajes que le llegan a la regidora, según ella misma relata.

Las amenazas las vuelcan en las redes sociales y cuando ha tratado de indagar sobre el autor o autora de las mismas, se pierde la pista al constatar que se trata de perfiles falsos. Aunque, no en todos los casos. La alcaldesa asegura que hay una vecina, a la que hace algún tiempo denunció por insultos e injurias, que ni siquiera se oculta detrás de una de esas cuentas fantasma en redes. «Esa no tiene vergüenza alguna», dice molesta.

La regidora dice que, a pesar de que lo que ha salido a la luz con la «Operación Pantano» todo el mundo lo conocía en la localidad madrileña, los implicados «funcionan como una red que está por encima del bien y del mal y los vecinos nunca se habían atrevido a decir nada por miedo a las represalias. Es una situación muy tensa porque a ellos se les escucha mucho, hacen mucho ruido...».

Mercedes Zarzalejo cuenta que, en privado, mucha gente la felicita por haber acudido a denunciar los hechos, pero en público guardan silencio para evitar ser señalados en el municipio por aquellos que ahora están en el punto de mira de la Justicia. «El que dice algo en público es perseguido y señalado por la calle. Pese a los cuarenta años que llevamos de democracia, San Martín de Valdeiglesias es un rinconcito de la España profunda», se lamenta.

Lo inquietante para la regidora madrileña es que ya acudió a la Justicia por los insultos que recibió al comienzo de su mandato en su afán por que se frenaran, pero el intento ha sido infructuoso. Y eso que los insultos no fueron solo contra ella, sino también contra parte de su equipo en el Ayuntamiento de la localidad. «Acudí al juzgado, pero desestimó la denuncia al considerar que se trataba de crítica política dentro de la libertad de expresión de los ciudadanos. Luego recurrí a la Audiencia Provincial y acabó archivando el caso porque el asunto no había sido tramitado correctamente por el juzgado de instrucción. O sea, algo rarísimo. Conclusión: a un político le puedes decir lo que sea, que entra dentro de la libertad de expresión», dice con indignación.