Investigación

El ADN confirma que los restos humanos del vertedero de Toledo son de Ángel, el niño de Carabanchel

En la investigación se barajan varias hipótesis, incluida la de una posible muerte accidental al haber tratado de resguardarse del frío en un contenedor de basura, una posibilidad en la que no cree la familia de los menores

Las pruebas de ADN realizadas a los restos humanos, concretamente un pie, hallados la pasada semana en el vertedero Ecoparque de Toledo han confirmado que corresponden a Ángel, el menor de once años desaparecido hace un mes junto a su primo Fernando, de 17, cuyo cadáver fue hallado en el mismo lugar.

Fuentes próximas a la investigación han informado de esta confirmación, con la que se certifica el fallecimiento de los dos menores, aunque la Policía continúa trabajando para encontrar el resto del cuerpo del pequeño, y para esclarecer las causas de la muerte de ambos.

El pie descubierto en la zona acotada por los agentes, de unas 10.000 toneladas de residuos, ha sido sometido a las pertinentes pruebas de ADN, que han confirmado su compatibilidad con el material genético de sus familiares, han informado fuentes policiales.

A tenor de sus investigaciones, la Policía se centró en ese área de superficie similar a un campo de fútbol desde que apareció en el Ecoparque de Toledo el cuerpo de Fernando el 15 de diciembre, cinco días después de la desaparición de ambos primos.

Los investigadores siguieron el rastro de la recogida de los residuos entre los que se encontró el cadáver, ya que Fernando y Ángel eran un “binomio” inseparable, por lo que pensaban que el menor podría haber corrido la misma suerte.

La búsqueda de los restos del pequeño arrancó el 27 de diciembre y en ella participan efectivos de la Policía Judicial, guías caninos, el Grupo Operativo de Intervención Técnica (GOIT) y la Policía Científica con retroexcavadoras y maquinaria auxiliar.

La última vez que se vio a ambos fue la tarde del 10 de diciembre, cuando dijeron al padre del mayor que iban a comprar unos bocadillos al Hiper Usera de la calle General Ricardos, pero nunca volvieron.

Su desaparición fue voluntaria, toda vez que las cámaras de seguridad les captaron en varias estaciones de Metro y autobuses en Madrid, hasta que esa misma noche llegaron a Toledo, donde se les grabó en las inmediaciones de un hotel y en un centro comercial.

Según las indagaciones policiales, Fernando acudió a la capital toledana junto a su primo pequeño a encontrarse con una chica con la que había tenido una relación sentimental. No era la primera vez.

Sin embargo, la pista de los primos se perdió hasta que cinco días después apareció el cuerpo de Fernando en el Ecoparque de Toledo, que no presentaba signos de violencia y, según los resultados preliminares de la autopsia, murió por asfixia.

En la investigación se barajan varias hipótesis, incluida la de una posible muerte accidental al haber tratado de resguardarse del frío en un contenedor de basura, una posibilidad en la que no cree la familia de los menores.