
Restauración
Esta histórica cafetería de Madrid echa el cierre definitivo: "Esta aventura termina aquí"
Hontanares se despide de su local en la calle Sevilla tras 75 años de historia

El skyline de Madrid va más allá de grandes edificios, historia y museos. En cada calle, existe pequeños rincones cotidianos que han sido testigos del paso del tiempo y han acogido cada invierno miles de historias. Son esas cafeterías que han sido punto de encuentro para diferentes generaciones que buscaban un descanso en medio del bullicio de la capital. Sin embargo, muchas enfrentan hoy la falta de relevo y los crecientes costes de un negocio.
Muchos de estos cafés dependen de familias que los han gestionado durante décadas, transmitiendo un estilo y tradición que hoy pocos pueden continuar. En este contexto, un reciente anuncio ha dejado conmovidos a miles de vecinos en Madrid. Tras más de siete décadas, la céntrica cafetería de la calle de Sevilla ha comunicado su despedida definitiva.
Hontanares: dos cierres en cinco años
La historia de Hontanares está íntimamente ligada a la vida madrileña. El local abrió sus puertas en 1951 y se constituyó oficialmente como empresa en 1953. Sin embargo, su etapa más reconocible comenzó en los años setenta, cuando la familia García Salmones regresó de México y asumió la gestión. Entre sus primeras acciones, donaron la recaudación del primer día a la Cruz Roja. Durante décadas, el café se convirtió en un punto de encuentro para madrileños y visitantes.
El éxito llevó a la apertura de un segundo establecimiento en Avenida de América, que funcionó durante décadas como un punto de referencia para viajeros y vecinos del entorno. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 obligó a cerrar esa sucursal en 2020 debido a restricciones, caída de afluencia y costes de alquiler insostenibles. Cuatro años después, el local de la calle Sevilla también ha echado el cierre definitivo, dejando atrás una historia que marcó a generaciones.

Ni rentabilidad ni oferta en hostelería
Adolfo García Salmones, gerente de Hontanares durante casi cuatro décadas, explicó que la decisión de cerrar no fue una derrota, sino una retirada a tiempo: "Hemos cerrado en uno de nuestros mejores momentos. Me gusta decir que hemos hecho un Toni Kroos", bromeó según El Mundo.
Adolfo subrayó la presión inmobiliaria como factor determinante. "Los precios se han disparado y las dos familias que lo llevábamos hemos decidido que ya era momento de tomar otros caminos", explicó. Y añadió que el cierre no se debía a agotamiento ni problemas económicos. El gerente también habló de la dificultad de mantener un negocio tradicional en la hostelería actual. "Hoy, la rentabilidad de un negocio de hostelería es ridícula comparada con la de los mejores restaurantes de Madrid", señaló.
Bajo el cartel: "Esta preciosa aventura termina aquí. Gracias por acompañarnos", a sus 64 años Adolfo solo quiere disfrutar de su familia tras tantos años detrás de un negocio difícil. La familia ha confiado el local a un grupo de restauración que continuará la actividad en el mismo espacio.
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