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Medio Ambiente

Marisco Certificado

La mejor manera de acabar con la pesca ilegal es exigiendo calidad al comprarlo en lonjas y mercados

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La Navidad es sinónimo de más consumo de alimentos y entre los productos estrella de las fiestas están los pescados y mariscos. El aumento de demanda sube el precio – un kilo de percebes puede costar un 40% más en una semana–, lo que supone un incentivo para la pesca ilegal. Según datos de WWF cada año se capturan ilegalmente en todo el mundo entre 11 y 26 millones de toneladas de pescado, lo cual conlleva pérdidas anuales de entre 10.000 y 23.500 millones de dólares. Además supone el agotamiento de caladeros en todo el mundo. China, Senegal, Ghana, Argentina, Ecuador y Perú encabezan la lista de países donde más se pesca ilegalmente, según el reciente informe «Redes pesqueras: descubriendo las empresas e individuos detrás de la pesca ilegal a nivel mundial», coordinado por la Coalición de Transparencia Financiera.

A pesar de que España es reconocido por ser el país de Europa que más lucha contra la pesca ilegal (desde hace unos días, por ejemplo, la UE obliga a los barcos menores de 12m a faenar con geolocalización permanente y a declarar telemáticamente sus capturas), cuando llegan estas fechas es fácil encontrar noticias de operaciones de la Guardia Civil en las que se incautan desde atún rojo en Huelva a centollos y percebes en Galicia. La ilegalidad se puede cometer con el tamaño de los peces, declarando volúmenes diferentes de pesca o por las artes utilizadas. «Es más habitual el fraude que la pesca ilegal. No hay que preocuparse si se compra en establecimientos que cuentan con un correcto etiquetado donde figura el nombre científico del pescado, el arte de pesca, el origen de la pieza y, también importante, si ha sido congelada previamente. En hostelería pueden detectarse fraudes como, por ejemplo, que se anuncie bacalao del Atlántico y en realidad lo sirvan del Pacífico», explica Laura Rodríguez, directora del Marine Stewardship Council (MSC) para España y Portugal.

Sin embargo, consumir pescado legal no es garantía de consumo sostenible. Según la FAO, el 31% de las poblaciones mundiales están sobreexplotadas. Una decisión de compra basada en la sostenibilidad de las poblaciones de peces no solo requiere leer la etiqueta, sino también buscar certificaciones como el sello azul de MSC que garantiza el estado de conservación de la especie. Como recuerda Ecologistas en Acción cada Navidad nuestras decisiones de compra tienen un enorme impacto sobre el planeta, ya que el modelo alimentario «está detrás del 60 % de la pérdida de biodiversidad».

También es buena idea comer productos de temporada, evitar el desperdicio y apostar por la variedad. «Hemos reducido el número de peces que consumimos. Y hay que recordar que el pescado es una proteína de baja huella de carbono y alto valor nutricional», recuerda Rodríguez. En este sentido, la Asociación de Organizaciones de Productores Pesqueros afi rma que a veces descartamos el pescado y marisco por «desconocimiento de las opciones que ofrecen. Además, parece que el consumo en España está cayendo debido a la situación económica: «un 20% respecto al consumo de 2007. Solo un 23% de la población lo consume habitualmente».