Opinión

Rivalidad

El pulso a escala universal que mantienen Messi y Cristiano, por los Balones de Oro, los The Best, los Pichichi, los «bienpagaos» y varios torneos individuales y colectivos más, es un aliciente mayúsculo para el fútbol en general y para LaLiga en particular. Cada vez que las negociaciones entre ellos y sus respectivos clubes se atascan, a Tebas le entran los siete males. El precio de venta de los derechos televisivos no sería el mismo sin cualquiera de ellos en España. Esa competencia descarnada que los mueve a ser mejores, que los estimula para jugar hasta los minutos de la basura en un partido entre solteros y casados, es trasladable al tenis y, específicamente, al duelo que protagonizan Roger Federer y Rafa Nadal, posiblemente los dos mejores tenistas de la historia.

Agassi ha repetido que Nadal es mejor que Federer porque le ha ganado en todas las superficies y en alguna, como la arcilla de Roland Garros, le ha derrotado siempre que se han enfrentado. Bueno... Con los números en la mano, el suizo que no suda es la leche; aunque nos emocionen más, al menos a servidor, los regresos de Rafa después de lesiones cruciales, sus triunfos agónicos y las escaladas hasta el número 1 tras meses de baja. Y es eso, el número 1, lo que Roger ha arrebatado a su amigo. No es un drama, nunca lo fue, y a no tardar, en Indian Wells o Miami se van a ver las caras para disputárselo. Rivalidad sana.