Opinión
Tarugos
Mendilibar, entrenador del Eibar, que lo lleva como si manejara un presupuesto de cien millones y no llega a la mitad, con todo el cariño del mundo llama zoquete a su japonés, Takashi Inui, porque después de tres años le cuesta hablar tres palabras seguidas en español. Los hay peores, infinitamente peores, en fútbol y medicina, de lo que todo el mundo opina, en arquitectura, tribunales y periodismo, tarugos con carrera que no aprenden ni copiando descaradamente del vecino. Se defienden de la ausencia de conocimientos, imaginación, oficio y categoría, carencias difíciles de adquirir porque tienen tanto pelota alrededor y están tan pagados de sí mismos que no ven más allá de sus narices, con la osadía del «Pequeño Nicolás». Hay personajes así, reales como Rodrigo Duerte, presidente de Filipinas, que viene a ser como Donald Trump, pero en pobre. Frente al aterrador aumento de contagio por Sida en su país, propone suprimir el preservativo «por no ser placentero». En el mundo hay burros, muy burros y Dutertes. Y tipos que, como Zidane, al mal tiempo ponen buena cara. A menos de quince días para visitar París, tres jugadores clave del equipo se han lesionado: Kroos, Marcelo y Modric, el último en caer. Parece que el 3-1 es resultado suficiente para sobrevivir en Champions; pero podría no serlo. Depende de la inspiración de Emery y sus pupilos. Y de si esos tres pilares del Madrid mejoran antes del 6 de marzo. El primer ensayo sin ellos, ante el Leganés –partido de Liga que aplazó el Mundialito–. No va a ser sencillo. Butarque no es el Parque de los Príncipes, pero seguro que Garitano hurgará en la herida por la que sangra el Madrid, donde no suele haber sitio para los zoquetes.
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