Opinión

Estrés

Es probable que mañana el Consejo de Estado tampoco se pronuncie sobre la legalidad de la Asamblea de la Real Federación Española de Fútbol. O quizá lo haga. En el mientras tanto, quienes se postulan para suceder a Ángel María Villar toman posiciones. Hay un candidato que no oculta sus intenciones y trabaja para instalarse en Las Rozas: Luis Manuel Rubiales, ex presidente de AFE.

Hay otro que poco a poco va añadiendo aliados a su causa: Juan Luis Larrea, nuevo miembro del Comité Ejecutivo de la UEFA y presidente de la Gestora de la RFEF. Rubiales viaja solo, y no busca otros socios que los que le vayan a votar, sin alianzas. Larrea ha conectado con Manuel Llorente, expresidente del Valencia, que pensó en hacer el viaje en solitario hasta que le convencieron de que la única manera que tenía de llegar a la Federación era en compañía de otro. Será el socio de Larrea, de quien se dice que tiene cada día más apoyos: LaLiga, los árbitros, los clubes y varias territoriales –Andaluza, Aragonesa, Castilla-León y Galicia–.

A Rubiales le apoyan los futbolistas y la mayoría del caladero territorial, donde se cuecen las presidencias, de tal forma que en estos momentos el reparto de votos está 80 a 60, a favor de Luis Manuel, a quien su reciente pasado sindicalista pasa factura entre la patronal. No va a renunciar a lo que fue; aunque algún enemigo declarado de Villar prefiera a éste en la presidencia, «aunque la ostente desde la cárcel». Conclusión, existen dos candidaturas antagónicas, dos posturas que son irreconciliables y el estrés que trasciende de los campos de fútbol a los despachos. Como siempre. Sería conveniente solucionarlo.