Opinión

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Cuando el Atlético entra mandón en el campo, sin complejos, sin detenerse en el palmarés del contrario, ni en su presupuesto ni en su posición en la lista Forbes, el Atlético rula.Y no sólo carbura, agrada; con fútbol, con golazos como el de Saúl y las réplicas de Diego Costa y Koke, tan necesitado éste. Cierto que el Lokomotiv no es el Barça, ni su sombra, pero desde el minuto uno Simeone habló claro: a por el partido y a por la clasificación. En el Camp Nou se lo creyó demasiado tarde, después de 45 minutos. Y lo pagó.

Ahora su competición, su salvación y anhelo, es la Liga Europa, denostada por Gabi cuando jugaba la Champions. Y apunta alto. Los rusos no fueron rivales y palmaron sólo 3-0. Como si el capitán rojiblanco estuviera cargado de razón cuando dijo que este torneo «es una mierda». Las palabras son el principio de las guerras, la chispa de las discusiones y las celdas de quienes las utilizan a discreción. Dice el juventino Dybala que si el Milan gana la Copa de Italia se corta el pelo al cero. Gattuso, entrenador milanista, le responde: «Si la Juve nos gana la Copa, me corto las pelotas». El 9 de mayo, permaneceremos atentos a las pantallas... por ver quién se corta qué. Mientras tanto, ojito con el Atleti: traspasa a Moyà a la Real Sociedad y se lesiona Oblak. Como dice Patricia Cazón, es el paradigma de la Ley de Murphy. En las manos del joven Axel Werner está evitar que la tostada caiga por el lado de la mermelada.