Opinión

El renacido

De regreso a la Liga, ese torneo en el que el Madrid es menos Madrid, los meritorios alcanzan con dificultad el grado de becarios, con su lógica brecha salarial y el techo de cristal como si fuera de cuarzo, y los machos alfa son menos machos, el Eibar aguarda al «renacido». Son tantas las resurrecciones madridistas como los batacazos que ha padecido. El Leganés le despidió de la Copa y en el torneo de la regularidad, el Barça e incluso el Atlético están muy por encima de este extraordinario Hugh Glass contemporáneo.

A Leonardo DiCaprio (Glass) un oso le dejó a las puertas de engrosar las filas del ejército en las tinieblas de Manitú. ¡Qué zarpazos! ¡Qué bocados! ¡Cuánta saña! Sobrevivió al ataque del «grizzly», a la ira de los arikara y al villano John Fitzgerald (Tom Hardy). Ganó un Oscar por la desgarradora y suprarrealista interpretación y Alejandro González Iñárritu se llevó el de mejor director.

Zidane persigue esa meta, la corona por antonomasia, la Champions, que sería su tercera conquista consecutiva. Un hito como para dejar de preguntarse si es sólo un buen gestor. En el Parque de los Príncipes dejó impronta de entrenador, una distinción que ilustrará el agua de las cerrajas si no supera los cuartos y así sucesivamente. Exigencia máxima. Es lo que tiene el Madrid «The Revenant». Las victorias son lógicas y las derrotas, dramas. La supervivencia es un defecto, como si los demás no pudieran voltearlo. Pero, ya se sabe, si en España sonríe el Madrid, son el oso y los arikara los que configuran la tragedia del Barça, con el Atlético en un segundo plano, a salvo siempre de esos dos escudos protectores. El número de víctimas del Madrid se amplía en Europa. Sólo puede triunfar uno.