Opinión

Rectificar

«Ninguna prueba, ninguna rectificación ni desmentido, puede anular el efecto de una publicidad bien hecha». Hermann Keyserling llegó a esta conclusión cargado de razones. Es inobjetable. De poco sirve que la esperanza de vida en España sea de 85,6 años si la batalla contra el azúcar amenaza con la erradicación de este hidrato de carbono que ha pasado de endulzar a ser tan peligroso como el tabaco. Eso dicen. ¿Talibanismo? Estudios, análisis, cautela; aunque cuesta creer que la prolongación de la vida terrenal se haya producido a pesar de una ingesta azucarera desmedida. Y sí, rectificar es de sabios, y de gente prudente. Lo que no se puede probar no existe, hasta que las sospechas son hechos, y en torno a este fútbol español que vive a ritmo de batidora, las conjeturas sobre ese «sindicato amarillo» que parece que crece a la sombra de la patronal caminan paralelas a la huelga que podría activar la AFE para evitar la competencia desleal. Sí, rectificar es una medida saludable. Así, la Asociación del Deporte Español (ADESP), que aglutina a las federaciones olímpicas y no olímpicas, 66 en total, arrancó hace dos años con el pie cambiado, pero ha dado un volantazo, se ha estabilizado y ocupa un vacío vedado para el CSD y el COE. José Hidalgo, su presidente, que también lo es de Triatlón, pelea junto a sus directivos por situar al deporte español donde le corresponde. Hablan con políticos y aportan soluciones que adormece la política, incapaz de acabar con la burocracia, un azúcar realmente peligroso. Hay 4.000 deportistas de élite que tendrían que ser beneficiarios de la Seguridad Social. Sólo se han afiliado 29. Tebas está mosca y ADESP libra una batalla ácida: sabe dónde está el dinero; pero no da con los adjudicatarios.