Cástor Díaz Barrado

Buscando soluciones

La reciente visita que ha realizado el Rey a Marruecos, acompañado de una nutrida delegación española, de significada representación política, supone un acierto. No sólo se ha tratado de una visita de Estado sino que ha puesto de manifiesto que es posible, en la convulsa política española, adoptar políticas de Estado en las relaciones internacionales. Éste debe ser el inicio para que las fuerzas parlamentarias, sin exclusión, se pongan de acuerdo para llevar a cabo la defensa de los intereses españoles en el exterior. Difícil será contar, es verdad, con las fuerzas nacionalistas en esta tarea e Izquierda Unida debería hacer un esfuerzo para llegar a consensos en esta materia. Pero la parte principal de la representación política de nuestro país no puede esperar más para ofrecer soluciones a los ciudadanos en materia de política exterior. El fortalecimiento de España depende, en mucho, de que mantengamos una sólida posición en el exterior. Con su viaje a Marruecos, el Rey ha reanudado su agenda internacional y lo ha hecho visitando una zona con la que España guarda profundas relaciones. No se trata de evitar conflictos ni de sentar las bases para una cooperación futura, sino que estamos en un estadio superior en el que lo que prima es la ejecución y el desarrollo de proyectos conjuntos. El objetivo último es situar a España en el lugar que le corresponde y que nos interesa. El norte de África debe ser, cada vez más, una zona prioritaria de la política exterior española en la que no debemos repetir los errores que hemos cometido en nuestras relaciones con otros países. España no debe constituirse en un mero donante de la ayuda al desarrollo ni adoptar posiciones políticas paternalistas. Las relaciones con Marruecos y el resto de los países de la zona deben basarse en la defensa de los valores que nos son propios y en la búsqueda de soluciones en el marco de nuestros intereses. Ambas partes deben beneficiarse de la cooperación mutua y cada una de ellas, como es natural, en el marco de la leal colaboración, primará sus propios intereses. No tenemos otro camino, ahora que nuestro país vive momentos difíciles, que mostrar nuestra capacidad de lograr acuerdos y de expandir nuestra voluntad de construir una verdadera política exterior. Hay que abrir muchos más frentes de cooperación, como se acaba de hacer con Rumanía, pero sobre todo hay que ser conscientes de que, sin renunciar en modo alguno a los principios que inspiran el quehacer de España en el exterior, es un momento muy idóneo para asentar una política exterior que nos resulte beneficiosa.