Política

Ely del Valle

Croquetas con las sobras

La Razón
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A pesar de que la mejora de la situación no está rentando electoralmente al PP como esperaba –o, a lo mejor, precisamente por eso–, todos los partidos, sin excepción, están echando los restos en sus programas económicos de autor para los que han fichado al top ten del ramo, a los economistas punteros, a los globetrotters de las soluciones que nos hagan creer que es posible ganar más trabajando menos y sin pagar impuestos.

Recogiendo la costumbre de las antiguas cortes donde los reyes tenían magos a los que confiaban el éxito de sus tropas, ahora los partidos fichan a economistas con pedrigrí que presentan sus programas en actos multitudinarios y con la misma pompa que si fueran Miguel Ángel a punto de descubrir al mundo su trabajo en la bóveda de la Capilla Sixtina.

Luego te enteras de que tampoco es tanta la novedad y que, a parte de alguna medida llamativa, ya sea por polémica o por populista, los economistas estrella hacen lo mismo que Miguel Ángel con sus obras: ellos dibujan las líneas maestras, los contornos de la figura central y el resto se rellena con antiguos bocetos o con guiños a la obra del rival.

En el programa de Ciudadanos hay cuarto y mitad del que ya presentó el PP en 2011, cosa de la que, por lo visto, tampoco se habían enterado algunos del PP, que saltaron como muelles a poner a caldo las propuestas de Garicano.

Tampoco es tan raro. A la hora de la verdad los programas son sota, caballo y rey. Varía, eso sí, la cantidad de los ingredientes. A algunos se les va la mano con el gasto público, a otros les falta una pizca de impuestos y todos apuestan como plato estrella por la creación de empleo, unas veces sazonado con un extra de funcionariado y otras, como acompañamiento inherente al crecimiento.

El hecho de que Ciudadanos haya tomado prestado parte del programa económico que el PP en algunos casos no ha podido cumplir denota dos cosas: que Garicano de tonto no tiene un pelo y que Rivera tiene la intención de seguir rebañando votos a los populares.

Los programas, por mucho que algunos digan lo contrario, son declaraciones de intenciones que luego se cumplen o no, cebos escritos que luego hay que pasar a 3D. Si Garicano ha hecho croquetas con las sobras, será porque éstas todavía tienen sustancia, y el PP debería tomar nota. Otra cosa es la factura que Garicano le haya pasado a Rivera y que Rivera esté dispuesto a pagársela como si el programa fuera original, pero eso, amigos, ya es cosa suya.