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Oxfam y la desigualdad

La Razón
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La organización pro gubernamental Intermon Oxfam acaba de publicar un nuevo informe en el que, entre otras muchas afirmaciones sesgadas o erróneas, pretende explicar la creciente desigualdad dentro de algunos países europeos por la presencia de sistemas tributarios poco confiscatorios y poco progresivos. Según nos dice Oxfam, Suecia es uno de los países europeos con menor desigualdad gracias a su muy elevada fiscalidad y, sobre todo, a que esa fiscalidad se concentra sobre las rentas más altas: los impuestos indirectos, como el IVA, son en estos países relativamente poco importantes frente a otros directos como el IRPF. En cambio, Portugal y Grecia son dos de los países más desiguales de Europa porque, de acuerdo con esta organización pro gubernamental, su presión fiscal es muy baja y está centrada en los impuestos indirectos.

Conclusión: si España quiere reducir su desigualdad, debe incrementar todavía más sus impuestos y debe hacerlo, especialmente, en el caso de los impuestos directos sobre las grandes fortunas. Un recetario que, si bien en este caso procede de Oxfam, perfectamente podría provenir de Podemos o de Izquierda Unida; un recetario que no sólo es un billete directo hacia el empobrecimiento generalizado, sino que ni siquiera describe los hechos de manera fidedigna: la fiscalidad de Suecia se basa tanto o más que la de Grecia o Portugal en los impuestos indirectos. No en vano, el 42% de toda la recaudación fiscal en Suecia procede del IVA y de los Especiales frente al 37% de Grecia o a también un 42% en Portugal. Pero es que en el caso de España sólo el 33% de los impuestos proceden de la fiscalidad indirecta: uno de los porcentajes más bajos de toda Europa.

Dicho de otro modo: Oxfam miente. Los países más igualitarios de Europa basan una parte muy sustancial de su recaudación en el IVA y en los Especiales. En Dinamarca existe un tipo único del IVA del 25% al tiempo que se han suprimido las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social. Según Oxfam, deberíamos hallarnos ante uno de los países más desiguales de Europa, pero en cambio es uno de los más igualitarios. No: la lucha contra la desigualdad no puede constituir una excusa para cercenar las libertades individuales sableándonos a impuestos. Mucho menos, además, cuando la justificación de esa lucha se construye sobre embustes y tergiversaciones de la realidad. España no necesita ni más impuestos directos ni más impuestos indirectos, sino muchos menos tributos.