Sin Perdón

Sánchez y las gafotas de mi abuela

El hombre a unas gafotas unido no sabía nada o no tenía conocimiento

Como era previsible, el aparato propagandístico de La Moncloa vendió como una victoria el esperpento que se vivió con la comparecencia de Sánchez en la comisión de investigación del Senado sobre el «caso Koldo». El formato le resultaba cómodo, ya que era el escenario ideal para poner en funcionamiento el ventilador de la casquería. En este terreno es muy hábil, porque le guía la supervivencia y la falta de escrúpulos. Creo que los que sueñan en la convocatoria de elecciones generales el próximo año pudieron comprobar que piensa jugar el partido hasta el último minuto, salvo que surja una ventana de oportunidad que le permitiera ganar las elecciones. Sánchez estuvo prepotente, displicente y faltón como haría cualquier bravucón. Es un traje con el que se siente cómodo. Hasta decidió sacar a pasear unas gafas que tengo mis dudas de si las necesitaba, porque le resultaban útiles en su farsa. La verdad es que parecían las gafas de mi abuela. Me las podría haber pedido y se las prestaba encantado. Las debo tener en algún lugar. Creo que sus gafas fue lo único interesante de su comparecencia, ya que todo era más que previsible. Ahora resulta que ser un putero es solo un hábito personal. Es algo parecido a la afición por la lectura o ir todos los días al gimnasio. No me extraña que Feijóo le insista en el entorno familiar que vivió desde su matrimonio y los negocios de su suegro. El hombre a unas gafotas unido no sabía nada o no tenía conocimiento. Por supuesto, en el Peugeot le acompañaron miles de personas y por tanto no hubo la banda de los cuatro. Es un tema ciertamente hilarante. Había más gente que en una estación de metro en una hora punta. Creo que deberían hacer certificados de recuerdo para los que viajaron en el Peugeot, que debería ser una pieza importante del futuro museo nacional presidente Sánchez. Me gustaría que hubiera un concurso anual para buscar los mejores retratos, esculturas, poesías y documentales sobre él. Hay que empezar a nutrir el museo de piezas. El encargado de la entrada podría ser Koldo; a Aldama, las finanzas: a Cerdán, el proyecto museístico y todo bajo la dirección de Ábalos. Si Toni Blair tiene una fundación, por qué no la va a tener Sánchez.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)