
Salud y bienestar
El entrenamiento de una mujer de 93 años para mantenerse en forma: "Me siento como si tuviera 50"
Además del ejercicio constante, mantiene una dieta simple a base de legumbres y una vida social que no falla ni los domingos

Cada mañana laborable, Cecilia Gomez, una abuela neoyorquina de 93 años, cruza la puerta del gimnasio como quien entra en su casa: misma hora, mismos gestos, misma rutina. Su receta para llegar fuerte a los 90 combina movimiento diario, platos sencillos a base de legumbres y una vida social muy activa.
En un tiempo en el que el envejecimiento se asocia a quietud, su caso recuerda algo básico: el cuerpo responde a la constancia. Clases adaptadas, pesas ligeras y ejercicios de equilibrio pueden transformar la vejez en una etapa más independiente. Ella lo resume sin rodeos: "El ejercicio no es un extra en mi vida, es parte de mi día a día como cepillarme los dientes".
Tres horas al día de lunes a viernes
De lunes a viernes, esta socia veterana ocupa su sitio en el Gold’s Gym de Smithtown (Nueva York) entre las 10:00 y las 13:00. Alterna press con mancuernas de 1,5 o 2,5 kilos, marchas en el sitio y trabajo de coordinación y equilibrio. Suele ser la mayor de la clase y le divierte el reto. Mantiene el ritmo, bromea con sus compañeros y sale "con la sensación de tener 50".
Su constancia ha tenido reconocimiento: participa en el programa SilverSneakers -entrenamiento para mayores de 65- y en 2025 fue distinguida como miembro del año por su compromiso.
En el plato, legumbres y fruta: energía de fondo sin complicaciones
Fuera del gimnasio, su combustible es sencillo y eficaz. Las alubias y otras legumbres son la base habitual, a menudo con arroz y verduras, una combinación que sacia, aporta proteína vegetal y fibra, y encaja con los patrones de longevidad que vemos en tantas cocinas tradicionales. En su lista también entran plátano macho -potasio para el corazón y los músculos- y naranjas ricas en vitamina C. Menos procesados, más alimento real.
La red que sostiene el hábito
El tercer pilar es social. Vive con su hija, los domingos se sientan a la mesa varias generaciones y entre semana canta en el coro de la iglesia y charla antes y después de entrenar. Esa red le da estructura y propósito, incluso en los baches de salud: cuando ha tenido ingresos, su objetivo de volver al gimnasio ha sido parte de la recuperación. Su frase favorita a quien le pregunta el secreto es clara: "Si quieres sentirte mejor, te espero en clase".
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