Salud mental

Celso Arango: "Las personas con trastorno mental grave viven hasta 15 años menos porque reciben peor atención sanitaria"

Tienen menos acceso a pruebas, a consultas y a visitas, por lo que otras enfermedades, como el cáncer, se les acaban diagnosticando más tarde

La esquizofrenia es la suma de ocho enfermedades, según un estidio
Ocho de cada 10 personas con un trastorno de salud mental no tiene trabajolarazon

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1 de cada 8 personas vive con un trastorno de salud mental, y estos serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030.En España, el 6,7% de la población tiene ansiedad y, exactamente la misma cifra, padecen depresión. En ambas enfermedades el porcentaje de mujeres es más del doble (9,2%) que el de hombres (4%), según datos de la Confederación Salud Mental España. Si hablamos de trastornos mentales graves -como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o el trastorno por estrés postraumático (TPET), entre otros- los afectados en nuestro país superan el millón de personas- entre el 2,5 y el 3% de la población-.

Además de la influencia negativa de estas condiciones en su calidad de vida, se sabe que la enfermedad mental grave resta años de vida, entre 10 y 15 para ser exactos."No porque se suiciden, sino porque tienen peor acceso a los servicios sanitarios y reciben peor atención", advirtió esta mañana el director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón, Celso Arango, según recoge Ep. "Tenemos un sistema sanitario que está muy bien preparado para trabajar lo que entra dentro de la tipicidad, lo que es lo esperable", explicó el experto, "pero es así cuando la persona no se enmarca dentro de la 'norma'. Por tanto, este colectivo sufre el estigma de que otras enfermedades, como el cáncer, se le acaban diagnosticando de manera más tardía", añadió.

"Con los tiempos y la poca preparación que tenemos los profesionales sanitarios, esas personas no reciben atención sanitaria, tienen menos acceso a pruebas, tienen menos acceso a consultas y a visitas", insistió, para posteriormente pedir que, como sociedad, es necesario "ser absolutamente inclusivos y dar también respuesta a la diversidad". Así se pronunció el psiquiatra en el marco de la presentación de la campaña Unidos contra el estigma, de Lundbeck, que tuvo lugar esta mañana y cuyo objetivo es el de acabar con los estereotipos asociados a las personas que padecen trastornos relacionados con la salud mental.

Y es que el estigma existe y tiene implicaciones mucho más allá de lo que pueda parecer a primera vista. El experto puso como ejemplo que "si una persona ingresada en Psiquiatría por un trastorno mental grave tiene una psoriasis, y le pongo una interconsulta al dermatólogo para que le venga a ver, ese dermatólogo -sobre todo si tiene poca experiencia- entra a la planta de Psiquiatría atemorizado, mirando para atrás y tembloroso. Eso es estigma", destacó.

Más de la mitad de afectados sin tratar

Esta "verguenza" que sienten los afectados es uno de los motivos por los que "más del 50% no acude nunca a un profesional", según Arango. Si bien es cierto que hay un porcentaje "muy importante" de la población con todo tipo de patología médica que tampoco recibe atención, este hecho "se incrementa" en los trastornos mentales. "En parte, esa diferencia con otras patologías médicas tiene que ver con la vergüenza y el miedo", explicó. De los que si lo reciben, un porcentaje significativo no recibe el adecuado.

El espejo social en el que se mira la persona que sufre un trastorno mental es más duro muchas veces que la propia enfermedad. Se trata del autoestigma, que se produce cuando las personas que tienen un trastorno mental asimilan los estereotipos que se les atribuyen socialmente, los asumen como propios y se los autoatribuyen. “Tenemos pacientes que nos transmiten que les produce un mayor sufrimiento y desgaste el rechazo que perciben de la sociedad que los propios síntomas de la enfermedad. El estigma en muchos casos no es una variable más añadida a la carga de la enfermedad mental, sino la principal”. De hecho, las cifras no mienten: 8 de cada 10 personas con problemas de salud mental no tienen empleo (83,1%).

En la infancia y la adolescencia la situación es más grave todavía, ya que la presión que se ejerce sobre la persona que resulta "distinta" a los ojos de los demás - que suele manifestarse en forma de acoso escolar-, puede provocar por sí misma un trastorno mental. "Si un niño es distinto a los demás, tiene comportamientos que no siguen la media y sufre acoso escolar, se puede producir un trastorno mental", alertó el psiquiatra.

Percepción distorsionada

Durante la presentación de la campaña, se ofrecieron los resultados de un estudio que muestra que el estigma del trastorno mental se refleja incluso en las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA).En concreto, los datos evidencian la existencia de un sesgo real en la generación de imágenes de personas que sufren trastorno mental. En el caso de la depresión, está asociada a una persona apática, triste, incapaz de disfrutar en su día a día, y en el de la esquizofrenia se les representa fuera de sí. "“El resultado ha sido más preocupante de lo esperado, ya que hemos comprobado que esta tecnología no solo representa a la persona que padece enfermedad mental con aspecto deteriorado, triste o violento, sino que se extiende a todo su entorno; por ejemplo, si aparece un perro, este adopta una caracterización violenta”, señaló Axel Gasulla, co-fundador y Director del Marketing de Domestic Data Streamers, la empresa que ha colaborado con Lundberck para la realización de esta investigación.

Precisamente, el experto recordó que la IA se alimenta de las creencias de la propia sociedad. "Las formas que tenemos de pensar o concebir la realidad articula el estigma, y esas sociedades han alimentado la IA". Por tanto, a su juicio, el objetivo debe ser el de "conseguir que la tecnología represente la salud mental de forma que empodere a los pacientes. Para ello, si se le pide a la IA la creación de una imagen de una ingeniera con depresión, la forma de acabar con el estigma sería la visualización de una ingeniera hablando abiertamente de su enfermedad con sus compañeros de trabajo, pero sin la necesidad de que ella aparezca representada triste o apática", explicó.