Salud
Esta es la peligrosa relación entre el humo del tabaco y la saliva de los niños
Una investigación estadounidense demuestra por primera vez que la exposición al humo del cigarrillo puede aumentar los niveles de metales pesados en la boca de los menores
La mortalidad atribuible al tabaquismo se debe fundamentalmente al consumo directo, pero también a la exposición al humo ambiental. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año fallecen en todo el planeta más de 8 millones de personas a causa del tabaco. Más de 7 millones de estas defunciones se deben al consumo directo y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno.
La mortalidad de los fumadores es mucho más fácil de evaluar. En España se calcula que causa más de 51.000 muertes al año. Pero, ¿qué hay de los fumadores pasivos? Este es un área menos estudiada. Una investigación reciente publicada en la revista de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, calculó 747 fallecimientos en 2020. La exposición es aún más grave para los niños, que pueden verse más afectados por el humo de menos cigarrillos.
Estudios anteriores han vinculado la exposición de lo más pequeños con un aumento de la frecuencia y gravedad de los ataques de asma, infecciones respiratorias, cáncer, síndrome de muerte súbita del lactante y problemas de comportamiento. Ahora, por primera vez, una investigación dirigida por la Universidad Estatal de Pensilvania y publicada en Nature ha demostrado que la exposición al humo del tabaco aumenta la presencia de metales pesados en la saliva de los niños.
Pero, ¿qué son los metales pesados y cómo actúan? El cuerpo humano necesita trazas de elementos esenciales como el cobre y el zinc para promover el desarrollo saludable de los huesos y otros procesos metabólicos. Sin embargo, un exceso de estos metales y de otros no esenciales presentes en el humo del tabaco como el plomo, puede desregular las funciones biológicas y provocar problemas de salud y de comportamiento.
En niveles altos, el plomo en el cuerpo ocasiona daños permanentes en el cerebro y el sistema nervioso. Estos daños pueden provocar convulsiones, pérdida del control muscular y coma. En un niño, la exposición al plomo puede interrumpir el desarrollo durante su etapa de crecimiento.
Publicado recientemente en el Journal of Exposure Science & Environmental Epidemiology, el estudio sobre la correlación entre la exposición al humo y los niveles salivales de metales pesados fue dirigido por Lisa Gatzke-Kopp, catedrática de Desarrollo Humano y Estudios Familiares y miembro del cuerpo docente cofinanciado por el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales. También es la investigadora principal del Child Brain Development Lab, que se centra en programas de intervención preventiva para mejorar el desarrollo infantil.
Como parte de este trabajo, se interesó por los efectos del humo de segunda y tercera mano (los residuos superficiales de humo en el aire o en superficies) en los niños. "El humo del tabaco contiene miles de compuestos químicos, la mayoría de los cuales son nocivos para el ser humano", explica Gatzke-Kopp. "Aunque el aumento de las políticas antitabaco y la concienciación sobre los peligros del humo de tabaco ambiental han contribuido a una reducción en los últimos años, algunos niños siguen experimentando niveles extremadamente altos de exposición."
El humo de tacabo ambiental se suele medir por los niveles de cotinina, un metabolito de la nicotina, en la sangre o la saliva de los niños. Gatzke-Kopp y su equipo de investigación hallaron asociaciones significativas entre la cotinina salival y los niveles salivales de metales traza esenciales, como el cobre y el zinc, y de metales no esenciales, como el plomo. Los niños con niveles más altos de cotinina también tenían niveles más altos de metales pesados en la saliva.
El trabajo forma parte del Family Life Project, un estudio longitudinal prospectivo y poblacional realizado por varias universidades. Los investigadores reclutaron a unas 1.300 familias en el momento del nacimiento de sus hijos en 2003 y 2004 para estudiar el desarrollo de los niños que crecían en zonas rurales de Pensilvania y Carolina del Norte. Para el proyecto actual, los investigadores tomaron un subconjunto de 238 niños de 7,5 años o menos y midieron los niveles de cotinina y metales en su saliva.
"Nos sorprendieron los niveles de metales pesados en niños de esta edad", dijo Gatzke-Kopp. "Nuestros hallazgos sugieren que la exposición ambiental al humo del tabaco puede ser una fuente de mayor exposición de los niños a los metales pesados".
Aunque el vapeo se ha presentado como una alternativa más saludable a los productos derivados del tabaco, estudios anteriores de productos comunes utilizados para vapear informan de niveles variables de metales tóxicos en los líquidos. "En estos estudios, se detectaron metales en los vapores aerosolizados, lo que indica que, junto con la nicotina, también pueden transmitirse como humo de segunda y tercera mano", afirma Gatzke-Kopp.
Ahora que los investigadores han determinado que los niveles de metales en la saliva se correlacionan con la exposición al humo, dijo Gatzke-Kopp, es posible que una simple prueba de saliva pueda servir como herramienta no invasiva para evaluar la exposición ambiental y laboral a los metales traza. El problema, sin embargo, es que actualmente no existen directrices oficiales sobre los niveles adecuados de metales en la saliva humana.
"En el futuro, las directrices establecidas para las pruebas de saliva podrían servir de base para nuevas comparaciones entre los metales salivales y las medidas conductuales, cognitivas u otras medidas clínicas", explicó Gatzke-Kopp. "Las pruebas salivales no son invasivas y son fáciles de obtener de un niño y, como demuestra este trabajo, la monitorización a través de la saliva tiene mucho valor".
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